"Los libro fue prestado..."
Estado de choque. No es poco común, pero pienso que estamos casi todos espantados con las noticias que estamos viendo en todos los órganos de prensa sobre un libro, lleno de errores de portugués, aceptados como normales por la autora y, que ¡está siendo... distribuido por el Ministerio de Educación! Y no en modestas proporciones, sino para casi medio millón de alumnos de la red pública.
Pero no es sólo eso. Otros libros distribuidos por el MEC ya fueron denunciados por errores absurdos de datos científicos. Consejos condenan Monteiro Lobato por racismo y retiran su obra hasta que haya una revisión de la misma para que el contexto sea explicado. Retiran Lobato y colocan “los libro ilustrado más interesante están prestado”
Según el MEC, el libro está de acuerdo con los PCN (Parámetros Curriculares Nacionales) -normas que deben ser seguidas por todas las escuelas y por los libros didácticos. Y eso nos hace pensar:
1) ¿Cómo el MEC selecciona los libros didácticos que distribuye? y ¿si los selecciona, no se responsabiliza por esa selección?
2) ¿Cómo se gastan millones en libros sin garantizar la calidad?
Aunque haya habido una verdadera conmoción con este hecho – libros con errores de portugués con el aval oficial como siendo normales y contextualizados – lo que realmente llama la atención es la falta total de una política educacional en Brasil. Los analfabetos, por ejemplo, no provocan todo ese tumulto, pero el analfabetismo es un problema extremamente grave y mucho más serio. Qué problema hay en que los niños reciban o no reciban los libros con errores; no saben leer, y los libros van a terminar el año incólumes. Y los alumnos también. Pero, el problema recae sobre el gasto abusivo con alguna cosa tan innecesaria para nuestros estudiantes tan necesitados. Efectivamente, sería mejor comprar libros de cuentos para niños, porque así ellos podrían, realmente, leer y llevarlos para casa, diseminando cultura y poseyendo alguna cosa que va, de hecho, causar una diferencia en sus vidas.
Pienso también: ¿quién consiguió vender ese libro al MEC? Especialistas altamente capacitados e inmersos en los meandros burocráticos y políticos, conocedores del paso a paso y experts en cumplir las etapas. No necesariamente abnegados y devotados defensores del saber. Sí, porque la dificultad en colocar alguna cosa buena en ese proceso es prácticamente imposible, porque pasar por la compleja red que fue creada es muy difícil, diría que impracticable.
Si el Ministerio de Educación hubiera comprado algunos ejemplares del libro “Por una vida mejor”, de la ONG Acción Educativa y los hubiera entregado a algunas escuelas, para suscitar la discusión dentro de las clases, estaríamos frente a un mal menor – siempre un mal, pero menor. Pero distribuir para 4.236 escuelas del país, sin que eso forme parte de un plan educacional mayor, contra todo lo que se enseña y practica como siendo un modelo... ¿Adónde quieren llegar?
El hecho concreto es que eso prácticamente deja a la práctica de la enseñanza de portugués sin salida. ¿Si ya es difícil enseñar la norma culta, con un argumento contrario como ese, con el aval del propio Ministerio de Educación, qué salida tiene el profesor? ¿Aceptar todo lo que recibe? ¿Puede?, ¿no puede? No, no puede. Un libro como este es un peligro social. ¿Será que los niños de familias de baja renta quieren hablar así? Recuerden que Piaget ya había identificado que los bebes hablan erradamente, pero buscan el lenguaje socializado para ser comprendidos.
Niños de las clases sociales más desfavorecidas económicamente, tienen vergüenza de sus padres que “hablan mal” porque no frecuentaron la escuela. Aunque la escuela tenga todos sus problemas, sirve para alguna cosa aún, y enseñar a leer y escribir debería ser lo básico y fundamental.
El hecho es que estamos siempre tratando de cosas puntuales – que son muchas – pero no discutimos el punto crucial todo eso: NO tenemos una POLÍTICA DE EDUCACIÒN. Mientras estamos viendo esa gritería, nos olvidamos de presionar por la verdadera gran solución de los problemas educacionales brasileños. Y los gestores van escondiéndose en sus estadísticas generadas por los exámenes y más exámenes que van siendo impuestos a los alumnos que, al final, salen sin cualquier cualificación adecuada al mercado de trabajo actual y futuro.
Para finalizar, nos resta la nota de ironía. “Vivir y Aprender”, el nombre de la colección, es bien diferente de lo que está en el libro “Por una vida mejor”, que no va mejorar la vida de nadie.
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