domingo, 28 de junho de 2015

¡"La ausencia de enfermedad" y su cura!

Claro está que con plena consciencia, ningún padre quiere que su hijo se enferme. Pero, he identificado una situación que es, por lo menos, extraña. Algunos padres intentan encontrar, a todo costo, una enfermedad moderna que pueda estar acometiendo a sus hijos. Puede ser THDA, TDA o cualquier otra de esas siglas, que tanto aprecian los especialistas.
Me gustaría decir algo sobre ese asunto, intentando evitar esa SDBDNC (Síndrome de Búsqueda de Enfermedades en los Niños, en español). La primera señal que identificamos en los padres que están realizando esa búsqueda, es que establecieron que el rendimiento de los niños debe estar dentro de un estándar establecido por ellos, y para eso comparan el rendimiento de sus hijos con el de otros niños que identificaron como siendo «modelos»... ¿Y quién dijo que eso es una forma técnicamente correcta de establecer una evaluación? ¿Dónde está escrito que una persona puede «determinar el modelo», sin conocimiento técnico o científico sobre el asunto? Es una intuición... o cualquier otra cosa. El resultado es pésimo, porque las causas de un determinado comportamiento indeseable pueden estar, principalmente en la mala educación dada por la familia - y así el culpable viste la toga de juez o el guardapolvo de profesional de la salud para realizar el diagnóstico, obteniendo los resultados previsibles.
La situación se agrava cuando el niño está bien en la escuela, comportándose normalmente, dentro de lo esperado para su nivel mental, pero la familia se exige realizar el papel de preocupada, queriendo identificar alguna anomalía para poder someter al niño a tratamientos y a otras cosas. Eso no es bueno para ninguna de las partes y es necesario recordar que el análisis errado de la situación es tan malo como el hecho de no analizarla. O sea, debemos estar atentos, pero debemos, también, tener competencia para evaluar las situaciones de forma correcta.
Las distorsiones del comportamiento narradas por los padres, ocurren en el ambiente doméstico, pero ellos quieren que la escuela «vea» esos «problemas», como si los mismos sucediesen durante el día lectivo - ¡lo que, verdaderamente, no sucede! El ambiente es otro, las interacciones son diferentes, la estimulación y la motivación son completamente diferentes, o sea, es otro mundo. Y en dos mundos diferentes, lo que sucede en uno no necesariamente sucede en el otro.
Entiendo que el problema, en general, es de la familia, pudiendo, en muchos casos, tratarse de una enfermedad en estado crónico que nadie haya conseguido detectar. Llevan a los niños a los terapeutas que, no se comunican con la escuela y se apropian de las informaciones dadas por la familia. Lo que era un problema, se transforma en una confusión, con un mayor perjuicio siempre para los niños.
Todo eso parece ser falta de responsabilidad, porque si un niño está, realmente, enfermo precisa de un diagnóstico y de terapias, con seguridad, pero es necesario que eso sea compartido con la escuela, ya que es allí donde él tiene la mayor vivencia. Pero, como la Escuela, en nuestra sociedad, es altamente desmoralizada, no se la considera capacitada para para realizar los análisis y evaluaciones del comportamiento infantil. ¡No se reconoce la seriedad de todo el trabajo realizado durante años si la escuela no «acepta la enfermedad» que los terapeutas y padres determinaron que existe!
Reflexionando sobre todo eso, con la experiencia de más de 40 años y con toda la vivencia que pesa sobre mis hombros, solo consigo imaginar, que de una forma transversal, las personas piensen que es mejor identificar las «enfermedades» en los niños, para que el  fracaso solo pueda ser atribuido a ellos y no a sus padres. De esa forma, la culpa está en el «defecto de fabricación» con que el niño llegó al mundo... lo que hace que todo sea más fácil para los que tienen el poder de diseminar la idea.
Se mantiene así, aquel discurso de que «somos óptimos, vencedores, campeones, pero infelizmente nuestro hijo tienen eso, aquello y otro problema, y no rinde en la escuela... ¡Los padres van enfermando a muchos niños que aunque no precisen de tratamiento, los llevan a los terapeutas que durante largos años buscan la cura para la usencia de enfermedad!
Mi pregunta es ¿¡todos van a permanecer callados, sin defender a los niños!? El porcentaje de niños enfermos es mínimo si comparado con el número de adultos enfermos, y con esas enfermedades los adultos van creando una generación de niños «enfermos» de falta de atención. Sí, porque un niño sin atención se enferma, un niño perseguido se enferma, un niño sin cariño se enferma, Un niño sin límites se enferma... La gran mayoría de las «enfermedades infantiles» son creadas por los adultos que decidieron no educar a los niños. Tener un hijo es una construcción diaria que genera un ser integral. No existe una fórmula pronta, pero lo que se sabe es que ellos son el resultado final de la combinatoria de la familia de la cual forman parte.
¿¿¿Es difícil educar ??? ¡Sí! Pero es posible. Todo los días, su hijo es otro hijo, porque los desarrollos cognitivo y emocional son construidos diariamente. La afectividad también obedece al mismo ritmo. ¿Usted quiere ser un «buen padre»? No se ilusione... da mucho trabajo. Aprenda a conversar con su hijo, busque lecturas sobre el asunto, reuniones y cursos actualmente disponibles. Nunca piensen que son «experts» en el asunto, porque eso no existe. Los comportamientos de los padres son muy diversificados y los ajustes tendrán que ser también amplios y atender una gama enorme de maneras de actuar.
Pero, principalmente, identifiquen lo que quieren para sus hijos, porque si solo desean buenas notas en el boletín escolar, eso no resolverá los problemas del futuro. Aprender a ser padre es una tarea difícil, pero vale la pena. Voy a continuar hablando sobre este asunto en un próximo artículo.

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sábado, 6 de junho de 2015

¿Evolución o Revolución?


Estamos pensando siempre en la evolución de la educación, pero no en este caso. No tenemos más tiempo para alcanzar los resultados mundiales. Estamos muy por debajo de lo que deberíamos si comparamos el nivel de la educación con nuestro nivel económico en el mundo. Ahora debemos tener coraje e proponer una revolución del sistema educacional. Tenemos que decir NO a todo lo que está establecido. Todo lo que se hace dentro de la clase paró en el tiempo y en el espacio. De nada sirve esa escuela, no es posible salvarla. Vamos a ponerla de cabeza para abajo para encontrar nuevas soluciones. Está todo atrasado. Contenidos del siglo pasado, métodos de siglos atrás, edificios inadecuados, currículos fuera de la era digital, muebles individuales, libros que se refieren a los contenidos sin aplicarlos en el mundo real, etc., etc.... Enumeraría todo lo que hay dentro de una escuela y que no precisamos más. ¡¡¡La pizarra aún está presente!!!! Y los profesores se gradúan en institutos que no reflejan los tiempos futuros. ¿Qué precisan los niños y adolescentes para aprender? Y ¿en cuánto tiempo? Los profesores no saben. Los gestores deben realizar cambios urgentes que ni siquiera piensan que sean importantes para el desarrollo de la nación, para el desarrollo sostenible.
Todo lo que se enseña a los niños ellos no lo aprenden o lo olvidan después del refuerzo recibido en la escuela. Ponga a los niños de vacaciones, realice las tareas que ellos hicieron y vea los resultados. Os asustarán.
A los niños y principalmente y a los adolescentes no les gustan las escuelas. Nadie se preocupa con ese hecho y piensan que es un problema de cada uno y no de la institución Escuela. El tiempo que dedican a la escuela y a los deberes escolares es mínimo y obligatorio. Quieren librarse de ese peso, rápidamente. La Escuela es un peso para los jóvenes.
La formación deficiente de los profesores no permite que ellos comprendan el desarrollo de sus educandos e intentan enseñar, inútilmente, todo lo que recibieron como currículo. La psicología genética nos enseña qué y cuándo los niños pueden aprender, pero eso no se les enseña a nuestros profesores que continúan repitiendo palabras sin sentido para sus alumnos. Al finalizar cada período, estipulado por los profesores (bimestres, semestres o año), aplican las «pruebas» como verificación de lo que no consiguieron enseñar.
En nuestro país, los exámenes son más importantes que el aprendizaje. Si los alumnos consiguen buenos resultados en las pruebas parece que aprendieron, pero si son confrontados con la misma evaluación, al año siguiente, se verifica el desastre. No aprendieron nada.
Los jóvenes terminan la escuela sin los conocimientos mínimos necesarios para la vida práctica. Muchos no saben leer. Leer es realmente interpretar algo escrito, no apenas juntar letras, fonemas y deletrear palabras. Eligen sus carreras basados en la ausencia de algunas disciplinas como, por ejemplo: matemática, física o química. Casi no leen y no saben escribir en su lengua materna. ¡Y pensar que pasaron más de 9 (nueve) años en la Escuela!
¿Será que los profesores y los gestores de educación no notan que los enormes currículos que presentan a los alumnos no son asimilados como conocimiento? Son desechables porque no se aplican a la vida real. Cuando salen de la escuela se libran de los exámenes y nunca más van a necesitar de muchas cosas los hicieron sufrir al «aprenderlas».
Todas las escuelas siguen el modelo fast food – Totalmente estandarizadas. Cuando huyen del modelo patrón, las escuelas corren el riesgo de que los padres no las acepten porque no saben cómo será el futuro y muchas veces piensan que el tipo de escuela que cursaron fue un buen modelo para ellos. Los padres no les dan mucha atención a sus hijos, solo saben los resultados parciales. No analizan los sufrimientos que esas escuelas les causan debido a las angustias y a la depresión. Cuántos niños enfermos, tomando remedios y con diagnósticos dudosos que deberían ser dados a sus escuelas. Los padres en el siglo XXI, aún buscan escuelas basados en el contenido que ofrecen, aunque sepan que los niños y adolescentes no van a usar esos «conocimientos». No están aún atentos al desarrollo de la inteligencia porque piensan que ella es innata. ¡¡¡Gran ilusión!!!! Es interesante que muchos padres no saben nada sobre lo que estudiaron en la enseñanza fundamental o en los preparatorios y aun así exigen que sus hijos sean sometidos a esa tortura.
El Proyecto Escolar para una escuela que sea realmente del futuro debe basarse en el desarrollo de la Inteligencia. Los conocimientos están ahí, disponibles en todos los medios de comunicación digitales. Lo que debemos hacer, realmente, es enseñarles a leer a los niños. Crear el hábito de lectura será la gran formación.
¿No sabe qué enseñar? Provoque a los niños con preguntas y enigmas. Ellos, seguramente, saben qué es aprender. Vamos hacia el Futuro.