Claro está que con plena
consciencia, ningún padre quiere que su hijo se enferme. Pero, he identificado
una situación que es, por lo menos, extraña. Algunos padres intentan encontrar,
a todo costo, una enfermedad moderna que pueda estar acometiendo a sus hijos. Puede
ser THDA, TDA o cualquier otra de esas siglas, que tanto aprecian los
especialistas.
Me gustaría decir algo sobre
ese asunto, intentando evitar esa SDBDNC (Síndrome de Búsqueda de Enfermedades en
los Niños, en español). La primera señal que identificamos en los padres que
están realizando esa búsqueda, es que establecieron que el rendimiento de los niños
debe estar dentro de un estándar establecido por ellos, y para eso comparan el rendimiento
de sus hijos con el de otros niños que identificaron como siendo «modelos»... ¿Y
quién dijo que eso es una forma técnicamente correcta de establecer una evaluación?
¿Dónde está escrito que una persona puede «determinar el modelo», sin conocimiento
técnico o científico sobre el asunto? Es una intuición... o cualquier otra cosa.
El resultado es pésimo, porque las causas de un determinado comportamiento
indeseable pueden estar, principalmente en la mala educación dada por la familia
- y así el culpable viste la toga de juez o el guardapolvo de profesional de la
salud para realizar el diagnóstico, obteniendo los resultados previsibles.
La situación se agrava
cuando el niño está bien en la escuela, comportándose normalmente, dentro de lo
esperado para su nivel mental, pero la familia se exige realizar el papel de
preocupada, queriendo identificar alguna anomalía para poder someter al niño a
tratamientos y a otras cosas. Eso no es bueno para ninguna de las partes y es necesario
recordar que el análisis errado de la situación es tan malo como el hecho de no
analizarla. O sea, debemos estar atentos, pero debemos, también, tener competencia
para evaluar las situaciones de forma correcta.
Las distorsiones del
comportamiento narradas por los padres, ocurren en el ambiente doméstico, pero ellos
quieren que la escuela «vea» esos «problemas», como si los mismos sucediesen durante
el día lectivo - ¡lo que, verdaderamente, no sucede! El ambiente es otro, las
interacciones son diferentes, la estimulación y la motivación son completamente
diferentes, o sea, es otro mundo. Y en dos mundos diferentes, lo que sucede en
uno no necesariamente sucede en el otro.
Entiendo que el
problema, en general, es de la familia, pudiendo, en muchos casos, tratarse de una
enfermedad en estado crónico que nadie haya conseguido detectar. Llevan a los niños
a los terapeutas que, no se comunican con la escuela y se apropian de las
informaciones dadas por la familia. Lo que era un problema, se transforma en una
confusión, con un mayor perjuicio siempre para los niños.
Todo eso parece ser
falta de responsabilidad, porque si un niño está, realmente, enfermo precisa de
un diagnóstico y de terapias, con seguridad, pero es necesario que eso sea
compartido con la escuela, ya que es allí donde él tiene la mayor vivencia. Pero,
como la Escuela, en nuestra sociedad, es altamente desmoralizada, no se la
considera capacitada para para realizar los análisis y evaluaciones del
comportamiento infantil. ¡No se reconoce la seriedad de todo el trabajo realizado
durante años si la escuela no «acepta la enfermedad» que los terapeutas y padres
determinaron que existe!
Reflexionando sobre todo
eso, con la experiencia de más de 40 años y con toda la vivencia que pesa sobre
mis hombros, solo consigo imaginar, que de una forma transversal, las personas
piensen que es mejor identificar las «enfermedades» en los niños, para que
el fracaso solo pueda ser atribuido a ellos
y no a sus padres. De esa forma, la culpa está en el «defecto de fabricación»
con que el niño llegó al mundo... lo que hace que todo sea más fácil para los
que tienen el poder de diseminar la idea.
Se mantiene así, aquel
discurso de que «somos óptimos, vencedores, campeones, pero infelizmente nuestro
hijo tienen eso, aquello y otro problema, y no rinde en la escuela... ¡Los
padres van enfermando a muchos niños que aunque no precisen de tratamiento, los
llevan a los terapeutas que durante largos años buscan la cura para la usencia
de enfermedad!
Mi pregunta es ¿¡todos van
a permanecer callados, sin defender a los niños!? El porcentaje de niños enfermos
es mínimo si comparado con el número de adultos enfermos, y con esas enfermedades
los adultos van creando una generación de niños «enfermos» de falta de atención.
Sí, porque un niño sin atención se enferma, un niño perseguido se enferma, un
niño sin cariño se enferma, Un niño sin límites se enferma... La gran mayoría de
las «enfermedades infantiles» son creadas por los adultos que decidieron no
educar a los niños. Tener un hijo es una construcción diaria que genera un ser
integral. No existe una fórmula pronta, pero lo que se sabe es que ellos son el
resultado final de la combinatoria de la familia de la cual forman parte.
¿¿¿Es difícil educar ???
¡Sí! Pero es posible. Todo los días, su hijo es otro hijo, porque los desarrollos
cognitivo y emocional son construidos diariamente. La afectividad también obedece
al mismo ritmo. ¿Usted quiere ser un «buen padre»? No se ilusione... da mucho trabajo.
Aprenda a conversar con su hijo, busque lecturas sobre el asunto, reuniones y
cursos actualmente disponibles. Nunca piensen que son «experts» en el asunto,
porque eso no existe. Los comportamientos de los padres son muy diversificados y
los ajustes tendrán que ser también amplios y atender una gama enorme de maneras
de actuar.
Pero, principalmente,
identifiquen lo que quieren para sus hijos, porque si solo desean buenas notas en
el boletín escolar, eso no resolverá los problemas del futuro. Aprender a ser
padre es una tarea difícil, pero vale la pena. Voy a continuar hablando sobre este
asunto en un próximo artículo.
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