segunda-feira, 21 de fevereiro de 2011

NIÑOS PREOCUPADOS


Leyendo una materia de la revista ÉPOCA, tuve otra preocupación pedagógica. ¡Niños con una nueva síndrome - Trastorno Ansioso de la Infancia y Adolescencia! Y los números son alarmantes, porque es grande el porcentaje de niños y adolescentes entre 5 y 16 años  que la sufren - de 9% a 15%.
¿Qué está sucediendo en nuestra sociedad? ¿Cómo están los diagnósticos?
Se presentan entonces 3 posiciones diferentes:

1. Niños abandonados
2. Niños sobreprotegidos
3.  DNA.

 ¿Quién tiene razón?, no sabemos, pero podemos analizar perfectamente lo que está sucediendo.

1º.)  Los padres, realmente, no están preparados para la paternidad y la sociedad ha exigido mucho de ellos para conseguir la sobrevivencia de la familia en un nivel razonable.  Adquirir bienes de consumo saca a los papás, totalmente, del foco de educar a su prole. Familia muy pequeña es otro factor a considerar. Los niños no tienen ambiente familiar y tienen contacto permanente con los adultos, lo que desgasta, totalmente, la relación entre ellos.
2º.) Al sentir que están abandonando a los niños, los papás los sobreprotegen para garantizar el crecimiento saludable de sus hijos, paradojalmente impidiendo que ellos crezcan y se desarrollen de la mejor forma posible. Hacen de todo para evitar que se expongan y buscan evitar  que  tengan peligros a su alrededor. Quieren mantener a sus hijos como bebes hasta la edad adulta, pensando que así evitan el surgimiento de conflictos de generación.
3º.) La condición de que la síndrome ya está presente en el DNA es a más fácil de ser admitida porque no hay nada podamos hacer en este caso. Los hijos son iguales a sus padres. Pero esto ni siempre es así. Vean los hijos adoptivos que permanecen con las mismas características de la familia adoptiva, sin que haya cualquier interferencia del DNA. Sabemos que la personalidad resulta de una interacción del medio con el individuo (Piaget).
Que existe el problema, no hay duda,  pero en muchos casos pueden estar mal diagnosticados, lo que torna  difícil el tratamiento.
Papás ansiosos generan hijos ansiosos por el ambiente que crean en sus hogares. No tienen paciencia de dar el tiempo necesario para que el niño se vista, coma, juegue, lea, haga los deberes de casa. Quieren un adulto en miniatura y cuando eso no ocurre, se sienten decepcionados y pasan para el niño esta frustración. El niño acaba llegando a la conclusión de que no consigue hacer las cosas como lo determinan sus padres. Percibe que a ellos no les gusta la forma cómo él hace las cosas. Y peor aún, no consigue hacerlas de otra forma. Esto causa, naturalmente, frustración y ansiedad.
La falta de desarrollo para el ejercicio de algunas actividades es tratada como ansiedad de forma equivocada. Por ejemplo, hasta los 10/11/12 años, el niño no tiene la noción de tiempo totalmente desarrollada, y eso provoca, en viajes, aquella serie de preguntas: “¿Cuánto tiempo falta para llegar?”, “¿Falta mucho aún para llegar?”. Para los niños no tiene sentido que les digamos que falta una o dos horas. Para los adolescentes con esta noción de temporalidad bastaría esa información, pero los niños pequeños, aunque que sepan ver las horas en el reloj, no entienden el “tiempo” propiamente dicho. Otra noción tardía es la de velocidad, que se basa en tiempo y espacio. Todo, para ellos, demora mucho a llegar. Por eso es tan importante que los papás entiendan que un castigo donde el niño tiene que permanecer cierto tiempo sin determinada fuente de satisfacción no resuelve el problema. Así que el castigo termina, preguntan se ya pasó el tiempo.
Las actividades en las escuelas deben durar de 5 a 10 minutos cada una e ir cambiando para que el niño las acompañe con interés. Después de los 10/11 años ya podemos tener actividades de hasta 20 minutos. Más de que ese tiempo, los niños pierden el interés y se desorganizan, llegando hasta dormir en clases muy demoradas. Los profesores que no conocen las teorías de Piaget, corren el riesgo de no despertar el interés de los niños y adolescentes y juzgar que los jóvenes tienen síndromes de atención - TDHA o TDA.
Los niños que se preocupan mucho con los adultos son niños que no tienen compañeros para jugar y viven entre los adultos sintiendo, oyendo y participando de sus problemas. Muchas veces las mamás transforman a los niños en sus compañeros, y no los dejan convivir en las sociedades infantiles como deberían. Los niños precisan de otros niños para jugar. Los adultos son los peores compañeros para los niños. Deben estar atentos y cuidando, nunca intentando ser niños.  Las actividades de los adultos deben ser las de oír a los niños/adolescentes, contarles cuentos y promover juegos siempre con otros niños. Promover encuentros con amigos en sus casas es una óptima práctica para permitir que sus hijos jueguen mucho. Es importante derribar el mito de que existe un “niño ejemplar”, porque es un modelo artificial creado por ellos para ser aprobados por los adultos con los que conviven.
 La ansiedad, como Cualquier factor emocional, interfiere en el razonamiento. Esa es una de las razones por las cuales mantener el equilibrio emocional de los niños es  tan importante.  Para que eso suceda, es preciso que los padres sean equilibrados. Eventualmente, son necesarias terapias para los papás, porque estos estando bien pueden actuar de forma concreta para que sus hijos se mantengan bien, o para revertir  un desequilibrio instalado en la familia. La familia, al pasar del tiempo, se transformó en un núcleo muy pequeño y, a veces, enfermo.
Por otro lado las escuelas no se desarrollan y no cambiaron sus métodos actuando en el siglo XXI con metodologías aplicadas del siglo XV  al XIX. La expectativa de los padres en relación a las escuelas es la misma que de sus abuelos. Pero, los hijos de hoy son globales, usan la internet, digitales y multifuncionales.  Tocadiscos y un long-play, el niño los observa e intenta colocarlos en funcionamiento, como si mirase un insecto extraño... pero esa tecnología fue inventada hace tan solamente 30 años... ¿Cómo la escuela, sin modificarse, va a atender las angustias y la soledad de niños hijos únicos, padres muy ocupados, tecnologías de punta, conceptos virtuales?
El esfuerzo que debería estar siendo realizado, exhaustivamente, sería para que los métodos fuesen modificados y viables para educar a estas nuevas generaciones. Y tenemos que saber que es un proceso que precisa ser rápido, porque los niños nacen, como todos en la especie, en la edad de la piedra. Y tienen que llegar al nivel de su sociedad, cada vez más desarrollada y acelerada.
Los miedos que aparecen en los niños pueden ser analizados a la luz de las teorías piagetianas. Hasta los 2/3 años, los niños tienen miedo de perder el afecto, no sólo de sus padres sino también de sus cuidadores. la salida de una canguro que estuvo con un niño por mucho tiempo, por ejemplo, puede causar un desastre cuando los papás no sean presentes y tengan repasado todos los cuidados a esta persona. Después de los 3 años, ya con el pensamiento simbólico en acción, surgen los miedos imaginarios (lobo debajo de la cama, oscuro) pero surgen, también, los “amigos imaginarios” y el juego simbólico, que puede resolver muchos de los miedos que aparecen. Los padres deberían dar  importancia a estos miedos, que son reales, y no decir “eso no es nada” o “eso no existe”. Dé atención a sus niños y  estos miedos van a desaparecer, y también las angustias. Cuando sea necesario, acompañe al niño en la oscuridad y prenda las luces para que se sienta seguro. No traduzca el miedo del niño por el suyo. Puede no sentir miedo, pero el del niño es real (etapa del desarrollo). Después de los 6/7/8 años, el niño está entrando en el pensamiento concreto y ya entiende los miedos de lo imaginario, surgiendo entonces los miedos reales. Lastimarse, ir mal en la escuela o ser víctima de desastres naturales. Son preocupaciones de los adultos que son sugeridas a los niños y ellos, como no tienen control sobre las situaciones, sienten miedo. No podemos olvidar que estos miedos vienen de la presión adulta sobre los niños. ¿Qué significa ir mal en la escuela? Para los padres significa sacar malas notas que, la mayor parte de las veces, no significan aprendizaje. ¿Será que la escuela está atendiendo las expectativas de los niños? ¡Muchas veces no está!
No podemos pensar que la vida de los niños es fácil. Crecer es muy difícil y requiere un gran esfuerzo. Cabe a los padres y profesores promover el impulso para el desarrollo general. Los niños precisan de ayuda y principalmente de afecto. Caso contrario...

Beta

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