domingo, 20 de fevereiro de 2011

¿Cómo ayudo en la Educación de mi hijo?

Como educadora, me preocupo cuando leo en la prensa artículos que insinúan a los papás que ellos deben influir en el aprendizaje de sus hijos. Papás, en su gran mayoría, no están preparados para eso. Aún aquellos que acumulan la función de papá y la de profesor reconocen que aquella máxima de “santo de casa no hace milagro” prevalece en esta cuestión. Papá es papá y ya tiene una enorme responsabilidad en la formación del niño. No quiera acumular aquellas actividades para las cuales no fue preparado, entrenado, especializado. Va a tener problemas.
Estamos siendo convencidos, a lo largo del tiempo, de que la automedicación es una cosa peligrosísima. Aún nos auto medicamos principalmente por la dificultad de acceso a médicos, lo que explica la existencia de innúmeros profesionales de otras áreas que se arriesgan a recetar eso o aquello para tratar de nuestra salud. Sabemos que lo ideal es un profesional preparado hacer el diagnóstico y seguidamente recetar el medicamento. Estamos caminando para eso. ¿Pero si nuestra salud es tan importante, porque la  Educación no lo es?  ¿Qué nos hacer pensar que podemos resolver un problema tan complejo de una forma tan simple?
No siendo el papá un profesional de Educación, ¿qué puede hacer para que su hijo se desarrolle, crezca, aprenda, sea inteligente, etc.?
Una serie de cosas pueden y deben ser hechas por los padres. La primera es A M A R a sus hijos, dar condiciones intelectuales para su desarrollo, elegir la escuela de acuerdo con las más nuevas metodologías existentes, no tener la preocupación de analizar la arquitectura del establecimiento y sí con lo que allí se hace en Educación. Cosas como estar junto a la residencia o tener su nombre en los periódicos o televisión no determinan la calidad. Puede ser cómodo tener una escuela a una cuadra de casa, pero puede ser desastroso en el futuro, cuando los resultados de años de educación equivocada se presenten en forma de un fracaso escolar enorme para su hijo. Ni el ENEM debe servir de referencial absoluto, de garantía de valor.
Converse en la escuela, hable con los padres cuyos hijos están allí hace más tiempo, vea quiénes son los ex-alumnos, lo que están haciendo y cómo se sentían cuando eran alumnos. Los recuerdos relevantes de su escolaridad. Esta es la investigación real que los papás deberían hacer para tomar una decisión tan grave para la  vida de sus hijos. La educación es lo más importante que podemos dejarles a nuestros hijos y por eso es necesario escoger muy bien dónde va a obtener el conocimiento que lo acompañará por el resto de la vida.  Allí pasará años y años, allí va a construir la primera parte de una larga historia de vida. La escuela tiene que ser vista con “E mayúscula”, nunca como un local de aprendizajes académicas solamente. Allá estará siendo formado el carácter moral de su hijo y es eso que permanecerá por toda la vida. Mismo cuando se sale de la escuela, lo que allí vivimos nos acompañará para el resto de la vida.  Vea si sus valores son respetados en esa escuela.
El gran problema de quien depende de la escuela pública está en el hecho de que ninguna de las cuestiones que cité puede ser analizada en profundidad. Los papás van a escoger parcialmente la escuela donde su hijo va a estudiar, porque las cuestiones que determinan la elección no están disponibles. Conseguir una matrícula ya es una cosa tan complicada, que difícilmente alguien se arriesga a sacar al niño por cuestiones técnicas. Será preciso un desastre para que los papás tomen decisiones más radicales – pero eso ya es otro asunto. La escuela pública tiene que atender a una diversidad muy grande de alumnos y no ofrece la capacitación y el entrenamiento del profesorado para esta demanda desafiadora.
 La elección de la escuela es muy IMPORTANTE, sí. Con su decisión, va a definir la personalidad, los valores, los conocimientos, la cultura, las neurosis que se formarán en su niño a lo largo del desarrollo. La inversión en sus hijos no se resume a actividades extracurriculares (luchas, lenguas, música, etc.). Participación de la familia en paseos, museos, lecturas  de libros, juegos son esenciales en el proceso de formación del individuo. Todas las actividades escolares deben ser ejecutadas por los propios niños y adolescentes. Promueva apenas el material y local agradable y específico para que las realicen.  La escuela es la que debe estimular a sus alumnos a hacer sus deberes de casa, que deberían ser siempre investigaciones sin ejercitación (repetición de lo que ya realizó). Todo lo que es repetitivo deja, rápidamente, de ser atrayente para los niños, porque ya saben que los contenidos (datos) están a disposición de cualquier persona en las computadoras. ¿Qué utilidad tendrá para un niño del siglo XXI, saber “de memoria” los afluentes de los ríos o la Capital de algún país? Entrando en Google, en algunos instantes,  puede tener el mapa detallado de esos países, además de la imagen satélite y en algunos casos, podrá pasear por las calles de esa capital usando el sistema Google Street View. Lo que precisa, realmente, es saber pensar sobre la importancia del río para la biodiversidad y cuáles economías están desarrollándose a partir de esta realidad. Saber cómo eso está sucediendo y cómo afectará su vida. Las escuelas particulares tienen un desempeño diferenciado porque no tenemos, en  Brasil, una política real de educación, pero estas tampoco están en el nivel de las escuelas de los países dichos desarrollados. Continúan con la preocupación de colocar una cantidad enorme de contenidos innecesarios para que los niños aprendan de memoria. Algunos trabajos específicos se caracterizan por la calidad, pero son poco conocidos. Nuestro país aún está buscando “conocimientos” por este motivo la corrida desenfrenada  para llegar a la cumbre de la pirámide del PISA.

Beta

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