domingo, 11 de novembro de 2012

“Una golondrina no hace verano”



Me intriga cuando veo un reportaje que trata de una Escuela en cualquier lugar de Brasil que consiguió puntos en Ideb. No tiene el menor significado para la construcción general de la Educación en el país. No es un caso de lujo o localización, sino del entrenamiento de los profesores.
Vamos a rever qué es lo que realmente podemos hacer con la educación de nuestro país. Una, dos o cien escuelas buenas no resuelven el problema del sistema educacional. Todas las escuelas, millares, deben cambiar y tener un resultado innovador. El modelo de la OCDE debe ser visto por nosotros como algo viable y posible. Debemos tener soluciones innovadoras y radicales. Podemos ser mucho mejores de lo que somos y actuar mejor de lo que estamos haciendo. Vamos a parar de sentirnos satisfechos con el resultado de algunas pocas escuelas en lugares específicos, donde un pequeño grupo de educadores consigue un resultado diferenciado. Si lo consiguieron, vamos a llevarles a todos los rincones del país para innovar y demostrar lo que están haciendo. Sería un efecto multiplicador. ¡Ustedes consiguieron, enséñenles a sus colegas! Vamos todos juntos. No queremos resultados que no puedan ser trabajados con otros grupos.
¿Cuál es la investigación que la secretaría de educación realizó sobre esta escuela para analizar los resultados obtenidos? Si no la hizo el resultado termina en sí mismo y no teniendo función multiplicativa, no sirve para la Educación del Estado o del país. El caso del Ciep Glauber Rocha, en Río de Janeiro, de la red municipal es el caso de la golondrina. Tenemos que analizar cómo se consiguió este resultado. Vean que la Escuela se localiza en un área de riesgo. ¿Qué sucedió? Sus alumnos no son de otra área. Entonces sucedió algo interno que podría suceder en las escuelas de todos los municipios brasileños.
¿Estamos esperando un milagro o tenemos que trabajar y analizar lo que está sucediendo en estas escuelas que obtuvieron resultados tan diferenciados? ¿Estos resultados van a continuar apareciendo?
Pienso que estos resultados aislados sirven apenas para que los políticos los usen en sus campañas no modificando el Sistema Educacional del país.

"¡¡¡¡Querido de mamá !!!!”



“¿Quién es el querido de mamá?”... “¿quién es el querido do papá?
   Es interesante observar cómo los papás tienen el hábito de decir que aman a todos los hijos igualmente, y siempre se preguntan por qué ellos piensan que eso no es verdad. En cualquier familia que entreviste y que tenga más de un hijo, habrá siempre uno de ellos que dirá “¡a mamá le gusta más fulano!”. O cosa parecida. ¿Será eso una verdad o apenas un hábito social? Cuando los niños hablan, reflejan lo que están sintiendo, o sea, la diferencia de afecto. A los papás, les dejo este consejo, en vez de simplemente negarlo, es mejor revaluar qué está sucediendo dentro de la familia.
En realidad, nadie consigue mantener un modelo de igualdad cuando lo que está en juego es la afectividad. No é un modelo matemático y tenemos que admitirlo e intentar ver los factores que implican en esta o aquella preferencia. Y para comenzar, es preciso aceptar que un hijo es totalmente diferente del otro en muchos aspectos. Hay también el factor del orden de llegada de los hijos, el último siempre teniendo que incorporarse a la familia que ya tiene una composición formada por la presencia de los otros hermanos. Así, todos los hijos son diferentes aún que provengan del mismo papá y la misma mamá. Y aún tenemos aquellos casos en que son mezclados los hijos de dos casamientos, por ejemplo.
Y si no bastasen las diferencias físicas, aún existen las diferencias de personalidad. Pero, independiente de como sean las cosas, diga siempre que ama apenas aquello que realmente ama. Los niños notan las diferencias y, cuando dicen que ellas no existen, quedan desacreditado. Los niños saben la verdad, y los adultos insisten en pensar que ellos son bobos.
Características de “temperamento” dependen de las interacciones, de la forma como los papás actúan sobre los niños, como por ejemplo, en el caso del primer hijo, a veces muy aguardado, y que acaba sufriendo una presión enorme por parte de los padres o aún de toda la familia. La mamá, por ejemplo, puede dedicarse intensamente a cuidarle y acaba no dejando que nadie se aproxime. Con el segundo hijo, la familia está más tranquila y sabe que el niño “sobrevivirá” aunque la mamá o la abuela no estén cuidándole durante todo el día, todas las horas. Este niño ciertamente ya será diferente del mayor ya que está más libre. Y así con todos los otros hijos.                                Ropas y juguetes, todo puede ser aprovechado por los hermanos menores, a medida que van llegando. Se puede pensar “nada de esto tiene que ver en lo referente a si gusto más de uno que de los otros”, pero si paramos para pensar vamos a saber de lo que estoy hablando.
Podemos tener preferencias sin descuidar a ningún hijo. Es más simple cuando la familia es muy grande. Si son dos hijos, todo es muy polarizado y a todo momento pende para un lado o para el otro. No intente ser rigurosamente igualitario pensando que todo que le damos a un hijo, también debe dárselo al otro. Podemos estar dando igualitariamente, pero cada uno lo recibe de forma diferente. Por eso, dele a cada niño cosas de acuerdo con sus necesidades, porque así ella va aprendiendo que todo puede ser diferente, pero igual.  Piense siempre en la calidad del amor y no en la cantidad. Vea a cada uno de sus hijos como un ser totalmente individual y único. Nunca intente que se parezca con alguien de la familia, sea positivo o negativo. Permita que él cree sus referencias.
No amamos más a un hijo que al otro, pero los amamos de forma diferenciada. Eso es una verdad, y así es que debe ser. Decir que todo es igual, podrá ser un desastre en la crianza de los niños. Si ellos son diferentes, deben recibir amor y afecto de forma diferenciada también.
Paradójicamente, es la diferencia que va a hacer que se sientan, realmente, amados y que sientan que ese amor es verdadero y sin culpas. Haga todo diferente para sus hijos. Regalos, conversaciones, cuartos. Cuando hacemos todo igual, ellos no se sienten especiales.
La jerga de los psicólogos dice que “debemos hacer todo igual para nuestros hijos”, pero no pienso así. El desarrollo cognitivo y afectivo es diferenciado en todos los niños por más extraño que parezca estar diciendo esto... Haga algo diferente para cada uno de ellos.