domingo, 21 de abril de 2013

Heteronomía – REGLAS


¿Hasta qué edad debemos dar órdenes directas a los niños? Esta es una pregunta importante, porque sirve de orientación para muchos papás. Su hijo puede sentirse totalmente inseguro si permite que decida lo que aún no tiene condiciones de evaluar. O sea, dar autonomía sin condiciones para eso es una excelente forma de crear un problema donde no lo había. Al inicio del desarrollo, los niños son ANÓMICOS, o sea, no entienden las reglas y por lo tanto no tienen orden. A veces, los padres piensan que el niño es porfiado, porque repite actos que ya fueron prohibidos anteriormente. No es así: simplemente no entendió la prohibición. Piensan que se refiere solo a aquella determinada acción y van a repetirla sin culpa.
¿Cómo podemos ayudar al niño a salir de esta situación? Haciendo con que realice otra acción. Este período puede ir hasta los 3 años de edad, si el niño no tiene contactos sociales. El período siguiente es la HETERONOMÍA, que trae las reglas externas siendo este el tiempo de aprender cuáles son las reglas sociales y cómo debemos comportarnos. Los papás muchas veces no lo entienden y dejan que los niños decidan situaciones que no tienen condiciones de evaluar. Ser firme y determinado en esas condiciones es muy importante.
Criar niños seguros es un objetivo que debe ser perseguido. Observe el comportamiento de los cachorros de los animales y vean cómo las madres los dejan, gradualmente, ir realizando tareas. Deje que su hijo haga lo que ya consigue.
Los niños no tienen lógica, y comprender eso es fundamental. No podemos querer transferir nuestra lógica adulta para los comportamientos infantiles. Siempre que el niño irrita un adulto, debemos analizar cual comportamiento adulto fue frustrado, porque realmente el niño no quiso agredir al adulto con su comportamiento (agresión es algo de adulto).

Escuela y Trabajo

Observo siempre y me llama la atención, la relación existente entre la Escuela y el Trabajo. Una especie de “relación directa” aceptada con naturalidad pero que no estoy segura si es verdadera, porque considero que la Escuela debe ser totalmente lúdica, llevando a la creatividad, al interés por la investigación, al desarrollo de estructuras que resulten en la capacidad plena de ser inteligente. El trabajo, a su vez, tiene una rigidez que no promueve estas situaciones.
Cuando vemos en la prensa el histórico de personas exitosas, en general, se verifica si ellas fueron o no “buenos alumnos”. Mi pregunta es: “¿las escuelas, de una forma general, preparan al individuo para el trabajo?”. Creo que las escuelas precisan encontrar su posición dentro de la sociedad, existiendo como un campo neutro de desarrollo de la inteligencia y, en consecuencia, de la creatividad. La profesionalización debería ser un momento específico, en el momento adecuado, cuando serían ofrecidos cursos específicos para orientar para el trabajo. Confundir las cosas no resulta en el desarrollo de la inteligencia ni en la formación para el trabajo.
Escuela es algo diferente. Debería ser un campo para pensar, porque solo tenemos que enseñar a pensar. El conocimiento está en el universo de los niños, que sabiendo pensar, van a encantarlo. Los cambios en el mundo de hoy son tan rápidos que, siempre que “enseñamos” algo, vemos que está desactualizado en menos de seis meses o antes. ¿Cuál es la Química que debemos enseñar? ¿Y la Física? Ya estamos viendo que ni la ortografía parece tener más valor en las evaluaciones que se realizan. ¿Para qué aprender materias “enyesadas”? Vamos a enseñar a LEER y a PENSAR.
Entiendo que la internet debe estar dentro de las escuelas, para que los niños tengan un referencial para sus vidas. Los muros de las escuelas no pueden estar cerrados para el mundo, porque los niños, de hecho, forman parte de ese mundo – y en general, están mejor informados que sus profesores.
El hecho es que el Trabajo tiene la preocupación de formar sus cuadros y para eso es necesario que la escuela ofrezca personas inteligentes y creativas. Solo así daremos el gran salto que Brasil precisa y merece dar.