segunda-feira, 21 de março de 2011

El Estado “canguro”

Este es el título provocativo del libro que estará siendo lanzado en Brasil. Su autor un joven  David Harsanyi  (columnista del periódico “The Denver Post”), como Walter Williams, es contrario a las políticas intervencionistas y a favor de las libertades individuales. Su libro será lanzado en São Paulo y en Río realizará una conferencia en el Seminario “Democracia & Libertad de Expresión”.
Lo interesante es que el autor defiende ideas que son políticamente incorrectas. Piensa que el Estado  no puede intervenir directamente en áreas en las que las decisiones  son individuales.  Por ejemplo, ¿se puede o no fumar en áreas públicas o privadas? porque considera que los fumadores o no fumadores deberían buscar los locales que fuesen propios para ellos. Los restaurantes deberían tener la posibilidad de decidir si pueden tener fumadores o no en sus dependencias, y las personas elegirían en qué tipo de restaurante comerían. Todos los asuntos polémicos como cinturón de seguridad en coches, alimentos saludables y los cigarros son abordados en la obra. Al Estado le cabría tratar del problema de forma indicativa, colocando los riesgos e implicaciones de las decisiones, pero nunca prohibiendo a través de leyes.
Acusa al estado de transformar ciudadanos en niños mimados y victimados, con intromisiones nocivas a los derechos individuales.
Imaginé si él supiera que en Brasil el estado ha  legislado  hasta  dentro de los hogares brasileños cuando  creó una ley sobre la palmada. ¿No será que el Estado usa la Ley para asuntos que deberían haber sido trabajados por el área de Educación? Un pueblo educado no le pega a sus niños, ni  a las mujeres (Ley Maria da Penha) a no ser que el individuo que comete ese tipo de barbaridad sea una persona enferma (mental).
Esta crítica que el autor realiza se basa en el paternalismo e intervencionismo que el Estado practica sobre sus ciudadanos, y la crítica es para Estados Unidos, su país.
Me preocupo con esas intervenciones del Estado. La cuestión no es sólo de intensidad o conveniencia, sino de posibilidad de profundización de las mismas hasta los niveles más indeseados. El Estado, de hecho, tiene que trabajar, principalmente, para mejorar la Educación, y el trabajo con la MORAL de los niños es esencial, probablemente la única forma de que tengamos, en el futuro, una sociedad independiente y que sepa elegir sus representantes y escoger su camino. El intervencionismo, en los niveles que hoy son practicados, vigila al ciudadano, no lo transforma en un socio.  Cuando se crea una Ley, se crea también la necesidad de un sistema de vigilancia y control para que las cosas sucedan como la misma lo determina, y eso es constrictivo cuando la situación es de ámbito muy personal.  Vamos a tener que llegar a la moral de la cooperación donde todos cuidan de todos y todos decidan a través de sus representantes lo que quieren para la sociedad en que viven.
Es muy importante decidir en qué sociedad queremos vivir, porque los medios de comunicación paralelos (internet) pueden hoy ayudar tremendamente a informar directamente sin pasar por la gran prensa. A través de ella, como estamos viendo en los noticieros, todo es posible.
Beta

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