Queridísima Presidenta Dilma,
Escuché con mucho interés los primeros pronunciamientos suyos y noté el cambio en su forma de hablar sobre Educación. Espero sentirme así, como alguien que se despertó de un sueño agitado con pesadillas, porque la educación está muy mal, lo que está siendo dicho y repetido por todos, pero sin providencias objetivas. Como soy educadora siento necesidad de colaborar de alguna forma para que nuestro país no quede fuera del modelo del mundo más desarrollado.
Toda la discusión deberá girar alrededor de la capacitación de los profesores, estos sufridores que se arrastran dentro del sistema educativo sin socorro por parte de quien gobierna. Son los formadores de las nuevas generaciones y si no están preparados dentro de lo que hoy se sabe ser la base de su oficio, vamos a naufragar. Siempre hablo de un cambio de paradigma, de una nueva forma de trabajar en Educación. No podemos más pensar en contenidos, porque estos no son tan importantes como parecían serlo hasta el siglo pasado. Están ahora almacenados en grandes servidores digitales, al alcance de los niños y adolescentes que pueden tener acceso a todo con mucha facilidad. Entonces, ¿qué sobra? Desarrollar la inteligencia, lo que significa enseñar a los niños a aprender.
Precisamos que el Ministro de Educación comprenda esta idea central, la base del cambio. No es suficiente correr desesperadamente atrás del modelo adoptado por las potencias desarrolladas, que ya alcanzaron el desarrollo deseado. Tenemos que innovar, tener un nuevo modelo porque sólo así cortaremos camino para alcanzar el desarrollo que tenemos en mente.
Pienso que debería proponerse un gran debate sobre Educación, discutiendo dónde hacer las inversiones que tenemos a disposición. ¡Y tenemos mucho a nuestra disposición! Nunca hubo tanto dinero para el área. Un 25% del presupuesto de un municipio destinado a la Educación era impensable, pero hoy es una realidad. Realidad incómoda para muchos administradores, que aún son avaros en su percepción del valor, les gustaría mucho usar esa verba para otros fines, que ciertamente no nos llevarían a ningún lugar. Pero aún con todo ese dinero, caminaríamos claudicantes, cuando deberíamos estar corriendo rápidamente para alcanzar la posición que merecemos en el escenario mundial. ¿Qué podemos hacer? Muchas cosas, mi estimada Presidenta. Por ejemplo, entrenar a los profesores es relativamente barato, pero es necesario que ellos sean entrenados para alcanzar el nivel adecuado, y no apenas para cumplir tareas. El material pedagógico es muy caro, pero no debería ser el centro en este momento, porque no estamos precisando de escuelas llenas de computadoras con profesores prácticamente analfabetos funcionales en informática. El programa del Ministerio de Educación debería dedicarse a la Enseñanza Básica. Sólo tendremos enseñanza media y superior pasando por la enseñanza básica.
Para completar lo que narré anteriormente, Presidenta, me gustaría proponer 10 cosas que deberían ser el centro de su plan de gobierno, amparando lo que es fundamental para nuestro futuro.
1) Realizar un Programa de Alfabetización del cual participase toda la sociedad, principalmente, las empresas;
2) Capacitación de profesores partiendo de Brasília y formando multiplicadores para todo Brasil;
3) Formular un Programa Básico para la enseñanza fundamental para todo Brasil, proponiendo un currículo mínimo para ser cumplido en tiempo determinado (2 años);
4) Organizar equipos de educadores para recorrer el país promoviendo la integración y regulación del trabajo desarrollado;
5) Trabajar en todas las comunidades el material didáctico que será aplicado;
6) Integrar todos los sistemas educativos del país en un único sistema;
7) Programar metas para alcanzar a cada bimestre evaluando y comparando;
8) Evaluación entre las escuelas a cada semestre organizando una red;
9) Dirección en las escuelas en modo Colegiado, para no correr el riesgo de centrar todo el trabajo apenas en una vertiente;
10) Separar en las escuelas, con total clareza, la enseñanza Básica – Fundamental y la Enseñanza media, creando para eso dos Direcciones dentro del establecimiento.
Estas son algunas sugerencias para ser discutidas, se quisiéramos un Plan General de Educación realmente eficaz.
Presidenta, creo, firmemente, que es muy importante pensar en Brasil como una totalidad, con un mismo modelo educativo nacional. Los brasileños de todas las regiones de nuestro inmenso país tienen el derecho de anhelar la misma capacidad intelectual. No siendo así, discriminamos e inviabilizamos a millones, lo que no está de acuerdo con su visión democrática.
Desde ya, le deseamos un buen gobierno y que usted tenga siempre presente que sin Educación, no habrá país del cual podamos enorgullecernos en el futuro. Futuro, éste cada vez más próximo.
Beta
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