terça-feira, 18 de janeiro de 2011

Cómo construir un buen alumno (II)

    Vamos a discutir lo que es un “buen alumno”. ¿Qué significa eso?, ¿cómo se creó esa imagen? y ¿por qué? debemos identificar “para quién” es “bueno”. Sí, porque ser buen alumno es una cuestión de contexto, evidentemente, y eso equivale a decir que el “buen soldado” es aquel que más mata y obedece órdenes ciegamente, por ejemplo. Ser un “buen prisionero” corresponde a la figura del que tiene menos intención de huir de la prisión. Ser “bueno” no, necesariamente, equivale a ser el mejor o estar ajustado a las demandas generales, y sí atender a una expectativa puntual, a un perfil de momento.
    Alumnos que en pleno siglo XXI tienen buenas notas en un sistema que privilegia contenido... ¿Son realmente buenos? ¿Son buenos para quién? ¿Son buenos para qué?
    Para la escuela tradicional, el buen alumno es aquel que no da trabajo y tiene “buenas notas”. Para los padres, es aquel que tiene buenos resultados en los exámenes que realiza y no entra en "confusión". Pero esto, ¿realmente, define a un buen alumno?
    Una de las cosas que más me impresiona es que nadie nunca se les preguntó a los alumnos qué es ser bueno. Nadie quiere saber si a ellos, realmente, les gusta la escuela en la que estudian, usando la expresión: “Va a ser duro, pero es lo mejor para ti”. No se les pregunta a los alumnos que le parecen las pruebas a las que son sometidos, y si los que tienen las mejores notas son realmente los mejores alumnos de su clase. ¿Será que algún alumno sabe el motivo por el cual aquel alumno que es quieto y no socializado es considerado un “buen alumno”? ¿Quién tiene la mejor nota es el alumno mejor de la clase, realmente? ¿Alguna vez se analizó el desempeño del profesor, que no tiene un sociograma para guiarse y evalúa de forma empírica sus alumnos, determinando quién es buen alumno y quien no según su deseo? Sí, porque un sociograma podría indicar que liderazgos surgen en diferentes actividades, siendo una herramienta poderosa para activar competencias.
Listo aquí algunos puntos que deberían ser considerados para que se pudiese determinar qué es ser un buen alumno:
1) al niño o adolescente le deberá gustar la escuela y respetarla; la escuela deberá ser el punto de referencia para los alumnos;
2) debe tener amigos en la escuela con quienes conviva también fuera de la misma; sus amigos deben ir a su casa para conocer su ambiente familiar;
 3) tener, por parte, de los padres y familiares una cobranza saludable, que respete las posibilidades reales del niño o adolescente, en una evaluación que vaya más allá de las notas, que considere también la realización de las actividades extra curriculares y de socialización;
4) Incentivo  a los alumnos por parte de los profesores, padres y familiares para que sean valorizadas las áreas donde tienen mejor desempeño, dejando las áreas no tan bien desarrolladas en un plan que puedan ser evaluadas y trabajadas, pero  sin estrés;
5) escuela, profesores y padres deben intentar descubrir los intereses y las capacidades de sus alumnos/hijos, aquellas en las cuales puedan ser brillantes, curiosos e interesados - todos tienen estas posibilidades que pueden y deben ser exploradas.
En resumen ser un buen alumno depende mucho más de la escuela y familiares de que del propio niño o adolescente. Todo niño/adolescente, dice el Prof. Lauro de Oliveira Lima, "quiere antes de ser un buen alumno, aprender y ser amado"; después, si tenemos la disponibilidad de amarlos, tendremos buenos alumnos con seguridad.
Es muy equivocada a idea de formar un buen alumno; mejor sería decir que precisamos construir un buen alumno.
Los padres tienen la responsabilidad, según las investigaciones internacionales, sobre cerca de 20% del desempeño presentado por el alumno. Seguida, por la calidad de la Escuela, como elemento esencial, siendo ese es un caso complejo porque la mayor parte de las veces, se tiene la impresión de que la escuela siempre está correcta, siempre tiene razón... pero sabemos que no es así. La Escuela deberá atender a las necesidades reales del alumno y tener una metodología que pueda desarrollar al máximo sus capacidades, preocupándose menos con contenidos y más con el desarrollo del ser humano. Lo que  vemos, normalmente, es la concentración de las actividades basadas en información.
Los profesores deberían tener una formación más amplia, que vaya más allá de su disciplina y alcance el área de Psicopedagogía, teniendo condiciones de  reconocer el nivel de desarrollo mental de sus alumnos, alcanzando sus objetivos educacionales con mayor precisión. La influencia de los amigos y colegas de clase debe ser trabajada a través de la Dinámica de Grupo, evitándose así comportamientos dominantes y recesivos en las relaciones y valorizando el liderazgo emergencial, para que todos puedan aprender a dar órdenes y obedecerlas, mejorando el desarrollo afectivo de los alumnos.
El llamado “talento” de cada alumno es muy discutible, ya que todos pueden llegar a un alto grado de desarrollo, no habiendo diferenciación biológica (neurológica) de un alumno para el otro, siendo esta resultante de la interacción que cada uno realiza con el medio (Piaget). Para Piaget todos nacen con las mismas posibilidades, que deben ser desarrolladas, no aceptando el innatismo, según el cual, algunos nacen con mayores condiciones que otros.
Por lo tanto, ser un buen alumno es más de lo que se piensa y bien menos complicado de lo que se imagina. La forma de actuar de educadores y padres será determinante para que, un día, podamos vislumbrar un sistema de enseñanza donde todos serán buenos alumnos, en la medida de sus posibilidades.
Beta

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