terça-feira, 24 de maio de 2011

Cómo acabar con las Ciencias, según las escuelas

Frecuentemente, en el “Programa do Jô”, el presentador realiza una lectura humorística de respuestas dadas por alumnos a las preguntas de pruebas de diversos colegios inclusive de universidades. Es un cuadro que provoca carcajadas entre los espectadores por lo inusitado de las respuestas, algunas absolutamente fuera del asunto, otras intentando explicar de una forma cómica alguna cosa obvia. En otros casos la confusión se establece debido a la inversión de los valores. O sea, una broma.
Broma que reproduce la vida en clase y las relaciones entre los alumnos y las escuelas. Una broma de mal gusto, finalmente, y siendo así, ya no es una  broma y se transforma en un grito de alerta para la enorme cantidad de problemas que el sistema de enseñanza tiene en su estructura.
La gran pregunta es: ¿esto es cómico? Y, si lo es, ¿cómo vamos a hacer para que la forma de  enseñar deje de ser una tan asustadora que genera individuos capaces de dar respuestas como aquéllas?
Una de las formas de entender lo que está sucediendo es verificar las pruebas que son dadas a los niños y adolescentes en las escuelas. Eso ayudaría a montar el cuadro dónde ellos están inseridos, y por qué no aprenden las cosas que son verificadas en esas pruebas. Dejo aquí la pregunta sobre por qué deberían aprender esas cosas, que no serán necesarias en sus vidas personales o profesionales. Conocimientos que son solicitados en pruebas estarán siempre a disposición de investigadores, en los bancos de datos y en la red, pueden ser consultados siempre que sea necesario por los científicos y profesionales de todas las áreas que tengan necesidad de esa información. No precisan ser almacenadas en la mente de las personas, que de toda forma no tendrían capacidad de almacenar los petabytes de información que estarán almacenadas, de forma relacional, en depósitos digitales.
¡Lo que es evidente para mí es que la Ciencia está siendo desmovilizada por los propios profesores de Ciencias! Ellos simplemente caminan a contramano del espíritu científico.  En el sentido más restricto, ciencia se refiere a un sistema de adquirir conocimiento basado en el método científico, como el cuerpo organizado de conocimiento conseguido a través de tal investigación. En ningún momento se cogita en “hacer ciencia” aprendiendo de memoria indefinidamente todos los avances de la investigación humana. Hacer ciencia es crear hipótesis, desarrollar investigaciones y llegar a la conclusión que determinado hecho o proceso existe o funciona si la experiencia da el resultado repetidas veces respetando un proceso. En las escuelas, en los días de hoy, lo que estamos viendo es una secuencia de clases teóricas, aburridas, sin sentido, sin estímulo para el alumno, que componen el currículo de Ciencias. Y de tiempos en tiempos, el contenido de esas clases es cobrado en pruebas que exigen más resultado de la memoria que cualquier cosa próxima de lo que la humanidad llevó tanto tiempo para desarrollar y organizar.
Un buen ejemplo de eso es el tenor de una prueba, a la que tuve acceso, que fue dada para el grupo del 1º. Año de los Preparatorios de una escuela de Río de Janeiro.

Los profesores de Ciencias, simplemente, quieren acabar con el espíritu científico que los niños cultivan cuando son pequeños y les hacen preguntas a sus padres y a todos los adultos que los cercan. Ellos no tienen más derecho de preguntar, analizar o hacer experiencias. Aquí están las preguntas de una prueba de Ciencias...

1.    ¿Cuál sería la clasificación de Linneo para los seres vivos?
2.    Cite 03 reglas de nomenclaturas científicas.
3.    ¿Cuáles son las principales estructuras de las células de los Poríferos?
4.    ¿Cuáles son los tipos morfológicos de los Cnidarios?
5.    ¿Cuáles son las formas de reproducción de los Poríferos?
6.    ¿Cómo  están  clasificados los Platelmintos?
7.    Cite un ejemplo de la Clase Hirudinea de los Anélidos
8.    ¿Cómo dividimos morfológicamente a los insectos?
9.    Describa el Sistema Digestivo de los Nematelmintos
10.  Cite los nombres de las larvas de los Nematelmintos: Áscaris lumbricoides.

Si no es un especialista del área de Biología, responda por lo menos cinco de estas preguntas, para conseguir una nota baja en la prueba. ¿No consigue? Imagine a su hijo. ¡Ah, pero él tuvo clases de la materia!, podría decir alguien no avisado. ¿Pero clase de qué? Imagine ¡qué alegría debe ser saber cómo están clasificados los Platelmintos! ¡Qué orgullo para una madre tener un hijo que sabe cuáles son las principales estructuras de las células de los Poríferos! Y cómo es triste tener la seguridad de que no es eso que va a tornar al joven inteligente, viable para el mundo y para la vida, y aun así tener que perder su tiempo estudiando (¿¿¿estudiando???) ese es el tipo de materia, que puede ser adquirida fácilmente en Google. Debe ser por eso que los profesores no dejan que el alumno haga la prueba con consulta. Si lo dejasen, era diez para todo el mundo, porque lo que está siendo exigido es de una banalidad absurda, información fácilmente encontrada pero difícilmente almacenable en una mente llena de ganas de conocer el mundo a través de la experiencia vivida.
La memoria es altamente selectiva, y todo lo que no tiene sentido, va siendo colocado de lado. Tanto es así que, si profesores de otras materias tuvieran que hacer esa prueba, no conseguirían la nota ni para quedarse en recuperación. Serán reprobados. ¡Haga la experiencia, mañana, llegue al trabajo y hable sobre los maravillosos nombres de las larvas de los Nematelmintos! Promoción, con seguridad... para una clínica psiquiátrica.
La base de la Ciencia no es aprender nombres y conceptos de memoria, es hacer experiencias. Y lo más espantoso es que ninguno de los alumnos de esa serie, donde se aplicó la prueba, participó de una clase ni siquiera en un laboratorio. No experimentaron nada. No desarrollaron el espíritu científico. Apenas van a salir hablando de Anélidos, sin ser presentados personalmente a uno.
Los humoristas si quisieran, realmente, materia prima para sus bromas, no deberían ver apenas las respuestas dadas por los alumnos, sino, principalmente, las preguntas que les fueron hechas, después de una masacre sin tamaño, durante meses seguidos, en una clase insípida, desestimulante y absolutamente fuera de lo que sería su concepción mental.
Bien, puede parecer cómica la respuesta que el alumno da, pero si las pruebas reflejasen el resultado de un estudio compatible con el nivel mental de los alumnos, con  su desarrollo, de una forma participativa, ciertamente los resultados no serían cómicos.
Y lo que no es cómico es el hecho de que Brasil precisa, y mucho, de científicos. Y no es eso que va  a suceder si continuamos jugando a memorizar contenidos sin el menor sentido e integración.

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