segunda-feira, 9 de maio de 2011

Anorexia: la dictadura de la estética y sus consecuencias

Los americanos, a través de investigaciones, constataron que la anorexia es la enfermedad psiquiátrica que más mata en el mundo y ahora llegó a la infancia. Antes esta enfermedad estaba centrada en los adultos y adolescentes, pero las familias comenzaron a tener la misma preocupación ahora con la infancia. Vemos ahora papás muy centrados en la apariencia y la alimentación de sus hijos. Esto era común apenas con bebes, pero ahora  se preocupan con los niños. Antiguamente los bebes tenían que ser gordos (los famosos “bebes Johnson”).
¿Pero tenemos idea de cómo un niño o adolescente puede llegar a una enfermedad como esa? Vamos a analizar del punto de vista psicológico. Los niños hasta los 7/8 años están totalmente dentro de una etapa psicológica donde la sociedad no los influencia directamente, pero a partir de esta edad, comienzan a tener reflejos de la sociedad en su comportamiento, y surgen el bullying  y la anorexia, que es la idea de que el individuo tiene que estar cada vez más delgado para atender los deseos de la sociedad. Para los jóvenes el modelo determinado socialmente es el de la delgadez exagerada. Este modelo comienza dentro de la familia, que es la primera influencia social, después pasa para los amigos que presionan a través de comentarios que desafían a los niños a ser delgados dentro de un modelo preestablecido por los medios de comunicación. La anorexia es la enfermedad que lleva al paciente a no alimentarse, pudiendo incluso llegar, en los casos más críticos, a la muerte.
Antiguamente acometía con los adolescentes de 12 a 20 años y ahora ya aparece en la infancia, en niños con menos de 10 años, en el período donde el niño y el preadolescente precisan más de materia prima para su desarrollo cognitivo (desarrollo de las neuronas) y óseo, para poder crecer. El adolescente precisa aumentar su peso para no tener su desarrollo comprometido, pero contrariamente, adelgaza lo que es altamente peligroso. Diagnosticar un niño anoréxico es muy difícil, porque él no informa los datos de forma objetiva. Por ejemplo, el niño puede comer un pequeño pedacito de torta y no comer una hoja de lechuga porque le parece que el pedacito es mucho menor que la lechuga. No entiende el factor calórico. El Hospital de Clínicas, en São Paulo, creó un sector para cuidar de esos casos (Protad). Este sector se dedica apenas a esta área de atención médica, con el objetivo de facilitar los diagnósticos y evitar que los papás pasen por largas peregrinaciones sin obtener resultados.
La mayoría de las dietas consideradas normales evolucionan para las dietas patológicas. Significa decir que el adolescente o niño comienza la dieta con la finalidad de perder peso, a veces por motivos de salud (colesterol, diabetes) y se vuelve compulsiva para alcanzar un nivel extremo el que, realmente, no debería ser la meta. El niño o adolescente enfermo, al verse en el espejo, no nota su delgadez. Quiere siempre adelgazar más. Me pareció raro que algunos médicos colocasen el problema como teniendo origen genética, lo que según mi punto de vista, si fuese verdadero, ya habría acabado con gran parte de la humanidad. La entropía ya habría desorganizado a la especie, si esta enfermedad fuese genética. Pienso que debemos observar más lo psicológico, porque  los niños muy pequeños no sufren de este mal, lo que sería normal en un caso genético. Ellos sólo comienzan a presentar la enfermedad cuando factores psicológicos y sociológicos influencian sus vidas. El grupo social es de extrema importancia para determinar cuál es el modelo que debe ser seguido.
Los niños y adolescentes ven a sus papás hablando de dietas, ejercicios, adelgazamiento a todo costo y los modelos sociológicos también tienen, todos ellos, estas características. Los medios de comunicación refuerzan la delgadez, trayendo para los jóvenes la idea de que los gorditos son siempre enfermos y feos. En estas condiciones, todos quieren ser delgados.
Los niños y adolescentes están siempre preocupados con la opinión de sus colegas que les colocan apodos de “ballenas”, “gordón”, “fofito” y otros sinónimos peyorativos para GORDO. Eso nada más es que un tipo de bullying, que nosotros educadores tenemos que combatir. La cura no es solamente médica, sino también psicológica, con el objetivo de que el enfermo sea consciente de lo que está sucediendo. Los síntomas son bastante parecidos con los presentados por los niños y adolescentes que están sufriendo bullying.
1. Tristeza, aislamiento;
2. Autoestima alterada;
3. Modificación de hábitos alimentares;
4. Dejan de salir con amigos;
5. Dejan de comer lo que les gusta por un gran período de tiempo;
6. El momento de la comida es traumático,  un sacrificio;
7. Los animales de la casa comienzan a engordar (los niños le dan su comida a los animales);
8. Los niños paran de ganar peso, sólo pierden;
9. Evitan comer alimentos que piensan que “engordan”;
10. No hablan sobre adelgazar.

La familia tiene que tener mucha sensibilidad para percibir cuando la dieta es patológica y llevar, rápidamente, a su niño o adolescente para recibir cuidados médicos y psicológicos. La familia también debe ser asistida para poder comprender qué hacer y no agravar el problema.

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