domingo, 10 de abril de 2011
¿Facultad? ¿Para qué?
Los cambios están ahí, para quien quiera verlos, y algunos son muy característicos de estos tiempos de transformaciones altamente dinámicas. Es el caso de los cambios de pensamiento que están ocurriendo en relación a formación de los jóvenes. Nuestra cultura siempre fue “bachilleresca”, donde la mayoría de las familias, principalmente las de clase media, tenían como meta colocar a sus hijos en la universidad. Quien no lo hiciera, no era bien visto en la sociedad. La presión era tan grande que un enorme contingente de jóvenes entraba en la facultad aunque después se dedicase a una actividad totalmente diversa del curso que frecuentó.
Pero, los jóvenes no están más queriendo cursar una facultad, y han seguido caminos paralelos, guiados por las indicaciones del mercado que son muy diferentes de aquellas de 30 años atrás. Pero, ¿qué lleva a los jóvenes a tomar ese nuevo camino?
Uno de los motivos más obvios es que las grandes universidades no se reorganizan para atender a las nuevas demandas por ser estructuras grandes y pesadas, que no tienen velocidad para acompañar las transformaciones en tiempo real. La toma de decisión interna para la creación de un nuevo curso a ser ofrecido puede llevar años de discusiones internas. Eso garantiza el continuismo y paraliza la innovación. Como consecuencia, desestimula los potenciales alumnos a cumplir un ritual absolutamente obsoleto en muchos casos.
Medicina, Derecho e Ingeniería son las carreras preferidas de las familias que están pensando en el futuro de las carreras de sus hijos basadas en informaciones antiguas. Surgieron innumerables carreras y profesiones que no existen para la Universidad. Nuevas áreas de trabajo van apareciendo sin que haya respaldo universitario para ellas, debido a factores que vimos antes. Gastronomía y desarrollo de games no eran imaginados diez años atrás y sin embargo son muy atrayentes para los jóvenes. Esta situación es tan intensa y rápida que, de vez en cuando, no sabemos más qué es lo que el joven está haciendo, porque el nombre de la profesión no existe aún en nuestro vocabulario.
Me impresionó mucho una información del Ministerio de Trabajo Americano que dice que, antes de llegare a los 40 años, los estudiantes de hoy habrán pasado por 10 a 14 tipos de trabajos diferentes. Muchas profesiones aún no fueron ni siquiera creadas, lo que hace con que sea más difícil para los jóvenes tomar sus decisiones. ¿Cómo saber lo que va a aparecer en el mercado de trabajo?
Los padres van a tener que habituarse a discutir con sus hijos sobre posiciones que no pasan por la graduación en las universidades. Serán cursos tecnológicos, como redes de computadoras, gestión ambiental o logística y aún emprendimientos propios.
Escuelas que orientan a sus alumnos mirando para el pasado no son apenas omisas: son criminosas, porque condenan a los jóvenes a un futuro sin esperanza. Familias que toman por base para la decisión sobre la formación de sus hijos usando los pasos de sus padres, van a imponerles una dificultad adicional tremenda, ya que tendrán que luchar en varios frentes al mismo tiempo: rescatar el tiempo perdido en el aprendizaje inocuo y realizar la curva de aprendizaje propio del momento en que viven proyectando el futuro en que vivirán. Es importantísimo presentarles a los jóvenes las nuevas carreras que se dibujan para un futuro próximo y conseguir que estén abiertos para todas las posibilidades que surgirán. Ellos tienen derecho de recibir esas informaciones y para que sean atendidos, los educadores tienen que estar bien informados sobre esas posibilidades. Y todo eso va a suceder independientemente te del sistema formal, porque la presión del mercado es mucho mayor que la lentitud de las entidades que acreditan competencias.
Los creadores de innovaciones presentes en nuestro cotidiano actual, como los fundadores del Facebook, Twitter y Google, estimulan a los jóvenes a proponer actividades diferenciadas. Ser creativo e innovador pasó a ser fundamental. Tener velocidad de reacción es determinante para el éxito. Ese es uno de los motivos por los cuales pienso, sinceramente, que todas las metodologías de enseñanza deberían estar basadas en Dinámica de Grupo y en el desarrollo de la creatividad. En el ambiente para el cual estamos dirigiéndonos a velocidades cada vez mayores, ser creativo es sinónimo de tener éxito, en cualquier carrera que sea elegida, principalmente en aquellas que aún van a surgir.
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