segunda-feira, 17 de outubro de 2011
Mágicos días mágicos...
¿A quién no le gusta sentirse motivo de un homenaje? Este es el gran motivo por el cuál promovemos un día mágico para los niños el 12 de octubre. En ese día, no son regalos caros lo que importa, sino la celebración. Proporcionarles un día mágico, especial, con fiestas, paseos y un gran encuentro familiar para los niños les dará una impresión especial e inolvidable, que llevarán consigo para la vida adulta con mucho cariño. Es fácil eternizar un buen recuerdo y no debemos huir de eso, en nombre de nuestros recuerdos y en homenaje a nuestros niños.
Las fiestas infantiles son muy importantes, entre otras cosas para que sus hijos, en el futuro, puedan y sepan conmemorar con sus hijos, renovando el amor que recibieron de sus padres. Recomiendo siempre pasear con los niños, dar sus regalos y proporcionar una linda mesa preparada por y para la familia.
La historia de la humanidad está repleta de celebraciones y evocaciones rituales que buscaban proporcionar fertilidad, nacimientos felices, reflorecimiento de las plantas y aumento del rebaño. En otros casos, los ritos de pasaje se realizaban para celebrar la transición entre el niño y el hombre o la regularidad de las estaciones del año. Muchas celebraciones se perdieron, pero aún podemos ritualizar cosas que hagan que la infancia se viva cómo debe ser. Y ese feriado infantil les da un poder todo especial, porque serán el centro de las atenciones y pueden pedir cosas especiales. Si todo es bien planificado, tendrán consecuencias duraderas para el resto de sus vidas. Y para que podamos dimensionar la importancia de ese momento, vemos muchos niños esperando durante todo el año para repetir esta experiencia fantástica. No podemos ignorar eso.
Los sentimientos proporcionados por esos días mágicos permanecen en nuestro inconsciente y serán transmitidos a las futuras generaciones, y el significado es simbólico y específico. En el pasado, teníamos algunas conmemoraciones semanales, como almuerzos familiares dominicales, cuando los niños aprendían, con sus parientes y establecían relaciones, conquistando seguridad emocional a partir de lo que veían. Tíos, abuelos y primos estaban presentes en aquel momento, y todas las situaciones que podían ser vistas – peleas, juegos, pruebas de afecto – les pasaban la idea de un conjunto de personas que estarían siempre presentes para protegerlos. Actualmente, ellos tienen básicamente a los padres, en un ambiente circunscripto al hogar, lo que torna las conmemoraciones especiales, aunque que en días separados, tan importantes. El niño tiene pocas conmemoraciones, porque la sociedad actualmente está mucho más dedicada para el resultado comercial y no emocional de la fiesta. Un ejemplo de la carencia de momentos especiales para los niños son las fiestas de cumpleaños. Cambiamos el modelo, el contexto, el escenario, la logística, pero no cambiamos el hecho de que hay que hacer una fiesta, porque esa es una exigencia de los niños, y ellos la esperan.
En esos días especiales, lo que sucede se guarda de forma muy especial, generando recordaciones que llevaremos para la vida adulta, aunque la vida traiga algunas privaciones y algunos recuerdos no muy buenos. Entonces, pienso que seremos sensatos se providenciamos buenos días especiales para nuestros hijos, aunque los que hayamos vivido no hayan sido de tan agradables. Los acontecimientos felices que les proporcionemos compensarán, de alguna forma, los que no tuvimos.
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