De acuerdo con el diccionario Aurélio el término Dislexia significa dificultad para leer y para comprender la escritura. Y al hablar sobre este término es importante destacar que muchos diagnósticos de dislexia y de disturbios de aprendizaje de la lengua escrita son inconsistentes o equivocados. Porque el proceso de apropiación de la escritura tiene un largo camino a ser recorrido, y durante el mismo puede haber cambios, omisiones, adición de letras, segmentaciones de palabras. Esto puede apenas significar hipótesis del aprendiz para entrar en el mundo de los signos.
Por lo tanto no debemos considerar la "prontitud para la alfabetización" como apenas un conjunto de habilidades perceptivo-motoras, porque éstas, aisladamente no llevarán al niño a leer, o sea, a entender la lectura.
Según Piaget, el niño tiene que haber adquirido estructuras de pensamiento para la aprender la lectura y la escritura, en este caso serían la noción de número y la tabla de dos entradas. Estas adquisiciones pueden ser verificadas utilizando las pruebas propuestas por el epistemólogo suizo.
Para tal tenemos que estar atentos a las estrategias individuales de apropiación del lenguaje, para que las mismas, no sean tomadas como señales de dislexia. Muchas veces los “errores" normales del niño, para familiarizarse con la lengua escrita, son vistos como patológicos, lo que puede marcar para siempre su vida. Existe, por lo tanto, una equivocación conceptual, ya que los médicos definieron la dislexia con base en la afasia debida a una lesión cerebral, que aparece en los adultos y se llama, en la literatura médica, de dislexia adquirida.
Entonces, tenemos que observar los cambios de letras, la escritura en espejo, la omisión de sílabas, entre tantas otras “fallas” que ocurren durante el camino de quien está adquiriendo el lenguaje escrito, como normales no nos dejando influir por las connotaciones médicas, que las cualifican negativamente como disturbio de aprendizaje, trastorno de la lengua escrita, dificultad de lectura o simplemente de dislexia. Vimos, por lo tanto, que no existe un consenso para definir la dislexia. Tenemos, así, tres puntos de vista modernos:
1. Organicista - disturbio: anomalía de predominio hemisférico y no una lesión cerebral focal. Algunos estudiosos aceptan factores hereditarios y/o irregularidades de la química cerebral, exceso o carencia del compuesto acetilcolina – colinesterasis (enfermedad metabólica o desnutrición). Las explicaciones causales señaladas por esta óptica no van más allá de suposiciones contradictorias entre sí.
2. Cognitivista - aunque intente alejarse de las hipótesis organicistas, acabó por aceptarlos a medida que explican las dificultades como teniendo origen en disfunciones mentales o inmadurez, relacionadas con el sistema nervioso central. En esta línea se consideran problemas relacionados al esquema corporal y a la imagen del sujeto. Serían notadas dificultades en la noción de derecha e izquierda, trastornos espaciotemporales y disturbios del nivel motor, lo que influenciaría la destreza manual. Está basado en el aparato biológico del niño, lo no es consistente para el diagnóstico.
3. Psicoafectiva – Este abordaje tiene en cuenta las perturbaciones afectivas del niño (problemas emocionales), se explicitan tres síntomas psicopatológicos (a). Síndrome depresiva, (b) Estados de ansiedad y (c) Trastornos comportamentales. El niño puede también presentar baja autoestima. El niño disléxico se muestra impulsivo y se enfurece con facilidad, tiene poca capacidad para relacionarse con los límites y frustraciones. En este abordaje el enfoque no es biológico, sino psicosociológico. Esta orientación tiene en cuenta las características psicológicas del niño y el medio en que esta inserido.
Resumiendo, la dislexia puede estar asociada a múltiples y diferentes desórdenes como lesión, inmadurez o disfunción cerebral, anomalía de predominio hemisférico, trastornos genéticos, alteraciones metabólicas, nutricionales, oftalmológicas o emocionales. Y fue reconocida como patológica por órganos oficiales.
La Asociación Brasileña de Dislexia tradujo la siguiente definición: “Dislexia es uno de los muchos disturbios de aprendizaje. Es un disturbio específico del lenguaje, de origen constitucional, caracterizado por la dificultad para decodificar palabras simples lo que no es esperado en relación con la edad cronológica. A pesar de sometida a la instrucción convencional, de tener adecuada inteligencia, oportunidad sociocultural y no poseer disturbios cognitivos y sensoriales fundamentales, el niño falla en el proceso de adquisición del lenguaje. La dislexia se presenta como varias formas de dificultades con diferentes formas de lenguaje, frecuentemente incluidos problemas de lectura, en la adquisición de la capacidad de escribir y deletrear.”
De acuerdo con esta definición, muchos factores deben ser descartados antes del diagnóstico de dislexia: el niño no debe presentar dificultades en actividades en las cuales la lectura y escritura no sean una exigencia (en el razonamiento lógico-matemático, por ejemplo, desde que no sea asociado a la lectura de los enunciados) y debe haber tenido acceso a la escuela en edad adecuada. Se debe observar también el grupo social al que el niño pertenece y si las dificultades en la escritura no están vinculadas apenas a la ortografía y apropiación de la norma culta.
Encontramos, entonces, varios problemas relacionados con la definición y diagnóstico de la patología. Inclusive el nivel de inteligencia. Y podemos indagar: ¿cómo hacemos esta medida? ¿Por qué la edad cronológica es un factor determinante, ya que a veces no acompaña el nivel mental?
La forma de presentar la lectura y escritura (método) puede no ser bien recibida por el sujeto aprendiz. Colocamos entonces que, para ser dado un diagnóstico además de la observación médica y sus áreas afines, deberían ser oídos educadores y psicopedagogos con una visión educacional del problema presentado. Sugerimos observar adultos que en la infancia convivieron con este diagnóstico y otros adultos que no fueron diagnosticados en la infancia y consiguieron suplantar estas dificultades obteniendo un diagnóstico a posteriori de dislexia.
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