quinta-feira, 2 de dezembro de 2010

La Moral y la Vida Diaria


El “Complexo do Alemão” (conjunto de comunidades marginadas de la zona Norte de Río de Janeiro) está en los titulares diariamente, y los pasos de su ocupación han sido vistos mundialmente por millones de personas. Acompaño, atentamente, todos estos pasos, y como todos los habitantes de Río de Janeiro, tengo mi opinión formada y deseo ver la situación resuelta de la mejor manera posible. Mi observación va más allá de lo que dice la televisión, buscando saber cuál es la opinión que se está formando en las redes sociales, en particular en Facebook. Esta red social está compuesta por personas de buen nivel social e intelectual, como es ampliamente divulgado, pero constaté que, en este extracto, el nivel de moral tiende a ser muy bajo.
Observé una alta manifestación de MORAL DEL DEBER en los comentarios que leí, y sólo para recordarles a mis lectores, ese nivel de moral está presente en los niños entre 7/8 años, con la máxima de “ojo por ojo, diente por diente”. Muchos de los miembros de Facebook, adultos, hoy profesionales liberales o ejecutivos que pasaron por varios niveles educativos ofrecidos por el sistema (fundamental, medio y universitario), ciertamente no desarrollaron su moral durante esos cursos. Probablemente sucedió lo que sucede siempre: ese desarrollo no fue cuidado y por lo tanto no lo hubo. Ya dije más de una vez en materias aquí en el blog, la MORAL no se desarrolla “naturalmente”, siendo un proceso difícil aun cuando estimulado. El mejor ejercicio y el más complejo es colocarse en el lugar del “otro”, viendo la realidad del punto de vista “de ese otro”. Para vivir esta experiencia, se necesita mucha dinámica de grupo, mucha socialización, mucha conversación, mucha interacción. Caso contrario, lo que sucede es el individuo recibir el concepto pronto, incorporarlo y utilizarlo en las más diversas situaciones. Prejuicios, creencias y valores deturpados nacen así - y también todas sus consecuencias.
Nos preguntamos, en uno de esos momentos, cómo las personas con un bajo nivel de moral pueden vivir plenamente sus profesiones, sean cuál sean. Probablemente  la respuesta no incluirá nada pleno, con prejuicios serios para quien quiere vivir la vida en  juicio aislado de valores sin sentido.
Personas con bajo nivel de moral tienen mucha dificultad para trabajar en grupo, porque es necesario desarrollar la moral para que haya cooperación - que está vinculada al más alto nivel de desarrollo. Y sentimos, por esta causa, la falta de moral en todas las áreas de la sociedad.
En el fútbol, por ejemplo, los jugadores se pelean, simulan faltas, entregan el juego, enfrentan a los jueces, desacatan a sus entrenadores, desafían a la hinchada. Eso hablando apenas de los elementos más directamente vinculados a la industria del fútbol. Y el sistema se va contaminado. El valor del juego se va dejando de lado para que otros valores surjan, y siempre involucrando una moral baja que estimula las variaciones menos loables de comportamiento.
Todo va siendo tolerado hasta el punto en que sucede el descrédito total de las instituciones y es en ese momento que todo se complica. Una investigación reciente de la Fundación Getúlio Vargas señaló que el nivel de descrédito mayor es el Judicial. El nivel de crédito más alto es el de las Fuerzas Armadas. Imaginen el juicio moral de una sociedad que no da valor al desarrollo de la moral, y que es conducida a pensar en la fuerza como el gran elemento de solución para todos los males. Por favor, piensen en el peligro que esto representa. La trama social va siendo desgastada hasta que se rompe, y ¿en ese momento llamamos al “Capitão Nascimento”? (Tropa de Elite, película) ¿Y esto por sí sólo resuelve? No, un choque de fuerza es puntual. Lo que sostiene a la sociedad es la moral. La moral del individuo, la moral de la comunidad, de la sociedad, del Estado. Caso contrario... el Capitão Nascimento se va a cansar de tanto resolver problemas puntuales que no dan rumbo definido a la sociedad.
Aceptar que el tráfico nace y crece sólo es falta de visión. El tráfico se entraña cuando personas de varias clases sociales consumen droga y financian  su crecimiento. Los padres lenitivos son socios del tráfico. Los adolescentes viciados son socios del tráfico. La persona que sabe que en su edificio hay distribución de drogas y no lo denuncia es socia del distribuidor. El alienado que no sabe de lo que estamos hablando es socio del tráfico. Por acción u omisión, somos más o menos responsables. Cuando vemos que los hechos alcanzan la dimensión a que llegaron  tomamos consciencia de lo delicado de la situación. La solución que algunos dan es el exterminio puro y simple. “Manda bala en todos”, dicen algunos. “¿Por qué no mataron a los traficantes que huían?” preguntan otros. Hubo una cierta indignación con el hecho de la policía y las fuerzas armadas no aprovechar el momento de la fuga de los bandidos de Vila Cruzeiro para el Morro do Alemão para arrasar con todo con fuego total.
Cuidado mis amigos, la exposición en el Facebook es grande. Parece haber en el pensamiento colectivo una idea de que somos víctimas, cuando verdaderamente somos actores directos de ese drama que se desarrolla bajo nuestras narices. Vamos a aprovechar la red para discutir todos los aspectos del problema, sin dejar que nuestros sistemas de protección haga prevalecer la idea de que eliminar la pobreza significa exterminar físicamente a los pobres - hasta porque eso no sucederá en una sociedad capitalista con una pésima distribución de la riqueza que produce. Vivir en un condominio cerrado no es la solución, porque acabamos todos creando pequeñas prisiones y sistemas de aislamiento, lo que dificulta más la situación. Vamos a pensar juntos en cómo aumentar las oportunidades de los individuos.
Es urgente educar a este pueblo y esto no significa apenas dar escolaridad, entendida como varios años dentro de una escuela que nada representa. Precisamos educar con “letras mayúsculas”, enseñar a discutir, pensar con moral para analizar los hechos que están a nuestro alrededor. La escuela tiene que tornarse un ambiente de crecimiento intelectual y afectivo, donde los jóvenes quieran estar junto con sus educadores bien preparados, que a su vez  también quieran estar educando de verdad a estos jóvenes.
Este ambiente debe ser bonito, limpio y confortable. Derechos inalienables de todos los ciudadanos.
Lo que llama  la atención es ver jóvenes de las clases más ricas considerando los otros jóvenes, los de las comunidades  marginadas (favela), como vagabundos y bandidos a priori. ¿Por qué será que esto sucede?  Son prejuicios de una clase social contra la otra. Hay bandidos y vagabundos en todas las clases sociales. Muchas veces el joven de clase media alta, que hasta los 20 años no trabaja, siendo mantenido por sus padres que financian las fiestas, las universidades y viajes, no piensa que es un vagabundo. El hecho de tener toda a su estructura de vida costeada, incluso los privilegios, los llevan a pensar que están en una situación diferente. Es el caso de hacer una revisión del significado de la palabra “vagabundo”. El joven que está vendiendo caramelos o limpiando coches en los semáforos  es considerado como vagabundo o bandido...      
¡¡ pero ellos están trabajando!! ¿Por qué esta calificación? Sus padres los condicionaron a interpretar de esta forma a aquellos que son necesitados y que, por ausencia de gobierno, están en las calles, sin escuelas y alimentación, ya que el sueldo de sus padres no es suficiente para que la familia sobreviva.
El proceso de transformación es demorado y sistémico, pero tiene que comenzar. Vamos a enseñar MORAL a todos los jóvenes de todas las clases sociales. Vamos a intentar, a través de la moral, que se establezca el más alto nivel, reducir la distancia que separa la sociedad en guetos. Vamos a resolver, a través de la moral, el alto costo social de la distribución de la renta que en los días de hoy es perversa, cruel e asesina.
 Vamos a darle sentido mayor a la vida.

Beta

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