quarta-feira, 22 de fevereiro de 2012
Cómo lograr que su hijo coma bien
Una de las tareas más difíciles y desgastantes para la familia puede ser la de lograr que los niños coman. Evidentemente, nadie puede obligar a un niño a comer como se intentó hacer, sin éxito, durante mucho tiempo. Si no sucedía exactamente así, por lo menos esta era la amenaza que se oía durante las comidas. Pero, ¿qué hacer cuando surge esta dificultad?
En primer lugar, desde la más temprana edad no lo obligue a comer. Invierta la situación y espere que reclame (llanto, movimientos generales) pidiendo alimento. Todos los que cuidan del niño deben saber esta regla: el niño no debe estar constantemente satisfecho. En segundo lugar, y también un factor determinante, ofrezca alimentos de diversos sabores y colores. No mezcle alimentos de varios sabores y permita que el niño los deguste, para que pueda definir lo que le gusta y lo que no le gusta. Sopa, por ejemplo, es uno de los problemas clásicos en esta relación, porque no tiene un sabor definido, específico, lo que genera una serie de problemas de rechazo como puede ser visto en innumerables revistas de Mafalda, por ejemplo. La sopa debe tener un sabor individual, debemos hacer sopas de una legumbre de cada vez, acompañando la receptividad del niño. No piense que su percepción es igual a la de los adultos que la rodean. Ciertamente, al niño le podrán gustar las cosas que tal vez no le gusten a nadie más en la casa. Permítale que pruebe. Cuando comience a comer los famosos “purés”, coloque todo separado en el plato para que vea los colores de los alimentos (rojo, verde, naranja) y que haga sus asociaciones. Los colores son muy importantes en los platos de los niños y deben ser muy usados, porque son estimulantes. Otra cosa importante es que el niño está creciendo y los alimentos deben evolucionar con este desarrollo. Si le da siempre alimentos pasados en la licuadora él no va a ejercitar la masticación y no va a reconocer la textura de los alimentos, perdiendo gran parte de la experiencia que en el futuro va a ser determinante en la alimentación.
Vale también la regla de que, en la alimentación, como en la vida, quien cuida no debe hacer toda la actividad, porque va a eliminar la necesidad de pensar del otro ser. Permita que el niño coma solo, aunque ensucie todo, aunque tire alimentos fuera del plato y dé la impresión de que esta desperdiciando comida, porque él precisa aprender y el mejor medio de aprender es haciendo. Jean Piaget dijo: “al comienzo está la acción”. Cuando el niño quiera sentarse, ya puede recibir la cuchara en su mano para utilizarla como herramienta para el acto de comer. Como el primer esquema organizado es la boca, ciertamente va a llevar todo en esta dirección y por este motivo podrá alimentarse. El hambre va a generar fuentes de conocimiento, alto interés y desarrollo. La persona que esté cerca del niño, acompañando su desarrollo al cuidarla, va a ver como pasará de los alimentos líquidos, por los pastosos, llegando por fin a los sólidos, naturalmente. Permita que su niño experimente todo, y así va a conocer los alimentos, hacer sus opciones, determinar sus gustos y ampliar su espectro de posibilidades nutricionales.
Es importante también no transformar el momento de la alimentación en una “guerra”, permitiendo que sea apenas lo que es: una función normal del organismo. En el Período Intuitivo, a los 5/6/7 años, los niños comienzan a pensar en la cantidad de alimento, eligiendo muchas veces la opción por la cantidad en detrimento de la calidad. Cuando le parezca que está comiendo mucho, esparza el alimento en el plato, porque como no tiene, aún, la conservación de la sustancia, piensa que tiene mucha comida allí. Si tiene dificultad para comer, junte todo en el centro del plato, porque pensará que tiene poca comida y va a ingerir lo que se le ofrece con menos resistencia.
En fin, alimentar al niño es más fácil de lo que parece, pero exige la participación de la familia. Ayuda mucho también que el niño coma junto con otros niños. No le prohíba alimentos, porque se vuelven inmediatamente objetos de deseo. Permita que pruebe todo. El problema de la prohibición es que, en algún momento verá niños comiendo cosas que le prohibieron comer y, seguramente, va a intentar comerlas también, aunque sea escondida. Ofrezca cosas diferentes, desde muy temprana edad. No deje de organizar por lo menos una comida diaria con toda la familia, porque este es un momento importante tanto para la alimentación como para las relaciones entre todos, proporcionando intercambios, encuentros, conversaciones, actualización de novedades. Es importante estar atento a todo lo que está siendo hablado en esos momentos.
Por último, un consejo crucial: no permita su hijo coma delante de la televisión, en el cuarto o en la computadora, porque esos no son ambientes adecuados para crear el hábito de alimentarse. La mesa organiza. Arréglela con cuidado y solicite la ayuda de los niños para organizarla. También es importante tener alimentos variados para que ellos puedan realizar una experiencia alimenticia renovada. Los alimentos ofrecidos deben ser únicos para toda la familia. Ofrecer alimentos específicos que el niño quiere, para agradarle, no ayuda en el proceso. Para aprovechar la buena voluntad que los niños tienen naturalmente, solicite su colaboración en la cocina. Esto les gusta mucho porque descubren otro mundo y exploran con placer las posibilidades.
Ahora una observación que ayuda mucho: cuando el niño no coma en el horario normal, no sustituya la comida por golosinas para mantenerla alimentada. Este tipo de comportamiento crea un hábito diferenciado que no le gustaría que se transformase en regla. Esto va contra los buenos hábitos de su hijo.
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