Hacer algo diferente para crear entretenimiento saludable es la meta que
tenemos. Con la diversidad de posibilidades que un niño o adolescente tiene hoy
a su disposición, el foco pasa a ser la socialización, el intercambio y los
juegos. En la “Noche del Piyama” hay de todo porque las actividades son planificadas
para permitir la máxima diversión, siendo que el punto alto es el hecho de que
sólo duermen cuando llegan al límite de sus fuerzas – lo que no es posible realizar
en el día a día. En general, los papás están en el límite de sus fueras y los
jóvenes aún están muy animados.
En esta noche, los niños aprenden a dormir fuera de sus casas y a alimentarse
junto a sus amigos. Todo es
organizado. Colchonetas en el piso, cubiertas, ropas. Lo principal es jugar y hacer cosas
fuera de los horarios tradicionales. Uno de los puntos altos es la piscina
por la noche. Pero varias otras actividades se destacan, como la búsqueda del
tesoro con linternas, caminar por la calle por la noche, jugar en la plaza con la
luna en el cielo. Todo debe ser diferente. Millares de neuronas se unen en una sola
noche. Son muchas situaciones problema que se les ofrecen.
Los profesores y la administración actúan en total sintonía. Todos ayudan en la organización general de la alimentación. Músicas, películas, juegos de mesa y computadoras son ofrecidos para todos. Las edades se mezclan y todos se ayudan.
Los más pequeños aún quieren saber si los papás volverán y las mamaderas
se dejan de lado. Quieren utilizar los vasos y piden que los papás los dejen
quedarse toda la noche. Se sienten bien y felices. Miren las fotos.
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