domingo, 11 de setembro de 2011

Alfabetización: el agujero en el casco del navío llamado Brasil

“¿Por qué Brasil no consigue alfabetizarla?”, es el título del reportaje de Ângela Pinho, en la Revista ÉPOCA del 22 de agosto de 2011. El título es la pregunta repetida no sólo para Jaci Maria dos Santos, de 63 años, que pisó por primera vez en una clase el año pasado, sino también para los 14 millones de brasileños analfabetos contabilizados por el IBGE, (Instituto Brasileño de Geografía y Estadística). Sabemos que es obligación del gobierno federal conseguir realizar esta hazaña, pero nadie es de hecho responsabilizado por la tragedia de proporciones catastróficas del analfabetismo en nuestro país.

Las estadísticas son alarmantes, pero la gran prensa es muy buena en presentar los números. Apenas para dar una idea sobre los hechos actuales, tenemos algunos estados brasileños donde 1/5 de la población es analfabeta. Sólo eso ya da lo que pensar. Pero lo que quiero realmente establecer en este artículo es dónde los responsables están errando y tratar de cómo hacer para alfabetizar a la población brasileña.
Uno de los primeros pasos es analizar las metodologías existentes. ¿Todas funcionan? ¿O cuáles son las que dan resultados reales? De una forma amplia, es posible saber que ya tenemos hoy, en Brasil, metodologías que son capaces de transformar la alfabetización en una realidad. ¿Y el tiempo? Analfabetos adultos tienen prisa para concluir este aprendizaje para poder proseguir sus estudios.
La alfabetización, como todos los aprendizajes, es un caso de nivel mental. Saber dosificar el aprendizaje obedeciendo el nivel del aprendiz es fundamental, y no tomen esto de forma genérica, porque existen pruebas para verificar en qué período el alumno está, en términos de desarrollo mental.  Cuando los alumnos no consiguen entender propuestas de matemática, dos preguntas son esenciales para resolver este problema: el conocimiento del nivel mental del mismo así como su capacidad de lectura (alfabetización), porque quien no sabe leer, no puede saber lo que está siendo pedido en las operaciones propuestas. La respuesta es que, los gestores educacionales, no pasemos la vida poniendo a prueba el sistema y sí identificando problemas y proponiendo estrategias para resolver las preguntas que se presentan. En un análisis rápido, pueden ser encontrados varios países en que eso se realizó y las soluciones surgieron.
Una de las grandes posibilidades de actuar con productividad en ese campo es la aplicación del Método Psicogenético, que proporciona velocidad en la alfabetización y éxito en la tarea. En ese método, el mundo es el  “material didáctico”. Fotos, productos del día a día, propaganda, todo se utiliza para introducir al analfabeto en el mundo letrado. Usando los logotipos de las empresas que aparecen en la vida cotidiana de todos nosotros, es posible hacer esta transición.
Y finalmente, según mi opinión, es necesario que se cree un “movimiento nacional”, involucrando a todas las escuelas a través de la ocupación del área ociosa. Las empresas deberían tener como meta social la alfabetización de adultos de acuerdo con el número de funcionarios, obteniendo algún tipo de reducción tributaria al alcanzarla. Son tantas las posibilidades que sería enfadoso colocarlas todas aquí, pero este es un asunto que no se agota, y volveremos a él sistemáticamente. La sociedad tiene que buscar a los que están marginalizados por la falta de lectura, porque sólo así alcanzaremos, algún día, la sostenibilidad en un mundo en continua transformación.

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