quarta-feira, 18 de junho de 2014

Manifiesto por la Educación



                                          Brasil, 01 de octubre de 2013



Estimado ciudadano:

 La Ley de Directrices y Bases de la Educación Nacional (LDBEN nº 9394/96) dice que «la educación, deber de la familia y del Estado, inspirada en los principios de libertad y en los ideales de solidaridad humana, tiene como finalidad el pleno desarrollo del educando, su preparación para el ejercicio de la ciudadanía y su cualificación para el trabajo».

Diecisiete años pasados después de la publicación de esta legislación, tenemos treinta millones de brasileños analfabetos y una evasión escolar que ya supera los tres millones de jóvenes por año. 47% de nuestros universitarios abandonan los bancos escolares.

El desperdicio de recursos comprueba la ineficacia del sistema y perpetúa la desigualdad y la exclusión.

Interpelamos al poder público, a las universidades, a las escuelas, profesores, estudiantes, padres y a la sociedad porque urge romper definitivamente con el fatalismo de la reproducción del fracaso y realizar transformaciones fundamentadas y responsables en todo el sistema educacional.

Creemos que las comunidades escolares pueden transformarse en espacios de humanización. Brasil dispone de producción científica, de educadores y de prácticas que prueban que es posible una escuela que acoja a todos y dé, a cada uno, condiciones de realización personal y social.

Nos ponemos a disposición para contribuir con la construcción de un sistema educacional que, efectivamente, cumpla con la LDBEN y presentamos el documento “Modificar la Escuela, Mejorar la Educación: Transformar un País”, por considerar que el mismo podrá constituirse en in instrumento de debate y en un cambio efectivo.


En comunidad





Nadie educa a nadie, nadie educa a sí mismo,
                          los hombres se educan entre sí, mediados por el mundo.
Paulo Freire


PREFACIO


El documento “Modificar la Escuela, Mejorar la Educación: Transformar un País” fue elaborado de forma colaborativa, utilizando las metodologías Google docs, las redes sociales, e-mail, foro de debates en internet y reuniones presenciales. A lo largo de dos años, tuvo la efectiva colaboración de los miembros del movimiento Románticos Conspiradores (http://romanticos-conspiradores.ning.com/page/sobre-o-rc), de educadores actuantes en las diversas redes de enseñanza y de ciudadanos que asumen su responsabilidad sobre la calidad de la educación.

Sabemos que en Brasil ya existieron dos manifiestos de la educación: uno, en 1932, sofocado por la dictadura de Vargas. Otro, en 1959, que dio origen a las Escuelas Experimentales y a los Liceos Vocacionales, sofocado por la dictadura militar.

Este documento está anexado al Tercer Manifiesto Por la Educación con el objetivo de servir como instrumento para iniciar intenso debate nacional y efectivo cambio que, en lugar de ser sofocado por una dictadura, florezca en el fértil campo de la democracia.

En este documento, denunciamos y anunciamos. Denunciamos, recordando algunas estadísticas y realidades de nuestro actual sistema educacional. Anunciamos, ofreciendo posibilidades de cambio fundamentado y responsable ya practicado, durante años, con eficientes y comprobados resultados, en más de 100 espacios educacionales brasileños.

Mi papel fue fomentar el diálogo, reunir las contribuciones y sintetizar el habla y las escrituras de las personas que se dispusieron a reflexionar, discutir y exponer sus vivencias, críticas, creencias, esperanzas...
Deseamos que este documento sea la base para la construcción de un cariñoso y suave nido que abrigue, caliente y fortalezca la débil educación brasileña, desarrollando una cultura de Paz, que posibilite que los habitantes del “nido” alcen libres vuelos, cada vez más altos.

El objetivo de los involucrados en este Tercer Manifiesto Por la Educación es que nuestro gobierno posibilite que el documento “Modificar la Escuela, Mejorar la Educación: Transformar un País” se desdoble en diversos grupos de reflexión e investigación, para que, de forma fundamentada y responsable, provoque un cambio de paradigmas en la educación nacional a partir de la discusión en cada comunidad de la federación.

Muchos actos de desdoblamiento ya se iniciaron voluntariamente y, entre ellos, está la confección colaborativa entre niños y adolescentes de un documento que, afectuosamente, estamos llamando de “Manifiestito por la Educación”.

A Usted, que ama la educación y piensa que es posible hacer una educación diferente de la que ahí está, una invitación para remangarse y venir a desdoblar el Manifiesto por la Educación en acciones concretas, que beneficien a nuestros estudiantes, a sus familias y a la sociedad brasileña.

¡Buena lectura!
Ely Paschoalick más una multitud de educadores y ciudadanos
que se dedicaron a elaborar este documento

 MODIFICAR LA ESCUELA, MEJORAR LA EDUCACIÓN:
TRANSFORMAR UN PAÍS

Los resultados obtenidos por la escuela que tenemos no corresponden a la propuesta de la LDBEN vigente, porque el sistema escolar está pautado en un modelo superado. Cambios han sido realizados, ciertamente. Pero, los educandos no tienen tiempo de aprender, cuando están apenas a servicio de obtener buenas notas. Aunque la información este accesible para los jóvenes, como nunca antes estuvo, a través de libros, internet, juegos, personas, organizaciones y comunidades, las escuelas se mantienen presas a las formas arcaicas de transmisión de la enseñanza. Y siguen utilizando estrategias como clases frontales colectivas, para alumnos alineados, estáticos e impedidos de expresarse y de compartir sus ideas. La escuela aún no percibió que el aprendizaje solo es posible cuando existe relación entre las personas, y estas estén intermediadas por el mundo.

Urge que los educadores y actuales gestores políticos entiendan que la escuela es también estudio y esfuerzo, pero que, más allá de eso, el aprendizaje presupone creación de vínculos afectivos. ¿Cómo cultivar el amor al semejante en el atribulado cotidiano de las clases y en las agendas repletas de los profesores?

Desde esta perspectiva, indicamos al poder público mejoras para una nueva construcción social de la escuela, sirviendo como directrices para una Educación del siglo XXI en la dirección de una sociedad solidaria, justa y sostenible:

1- Políticas Públicas en Educación previamente discutidas, aprobadas y supervisadas por la comunidad, atendiendo las necesidades específicas locales y de cada estudiante en su singularidad, cumpliendo así con la LDBEN 9394/96;

2- asegurar a las escuelas la dignidad de un estatuto de autonomía estipulado y reglamentado en el artículo 15 de la LDBEN;

3- la revisión del tipo de gestión de las escuelas, pasando de una tradición jerárquica y burocrática para decisiones colegiadas, colectivas, colaborativas y horizontales, involucrando la participación de la comunidad, de los familiares, de los educandos y de los educadores. Es urgente y con condición de emergencia garantizar la gestión democrática, conforme el inciso VI del artículo 206 de la Constitución Federal: “gestión democrática de la enseñanza pública, en la forma de la ley”. Solamente así tendremos transparencia, autonomía y solidaridad, valores que solo se pueden garantizar con el cuadro de una gestión democrática;

4- implantación de comunidades de aprendizaje concebidas por un proyecto educativo colectivo, basado en un proyecto local de desarrollo, consustanciado en una lógica comunitaria, que presupone una profunda transformación cultural y concreta una efectiva diversificación de los aprendizajes, teniendo como referencia una política de derechos humanos, que garantice las mismas oportunidades educativas y de realización personal para todos. Basada, igualmente, en la solidaridad, operando transformaciones en las estructuras de comunicación, intensificando la colaboración entre instituciones y agentes educativos locales;

5- una educación integral en tiempo integral para todos los estudiantes, de la Educación Infantil a la Enseñanza Fundamental, garantizando libertad de organización del trabajo escolar, contemplando la heterogeneidad, no teniendo como referencia la edad o el nivel intelectual, sino la socialización en la complementariedad, afectividad y autonomía. Que se extingan los años escolares, la segmentación cartesiana del conocimiento, la disciplina aislada y expuesta por un especialista en cincuenta minutos, sustituyéndola por la práctica de trabajos en equipos, orientados por educadores, garantizando la construcción del aprendizaje, respetando el ritmo de cada uno;


6- que la institución escolar revea su papel, pasando a actuar como locus de construcción de conocimientos y vivencias, buscando la felicidad de sus comunidades, deshaciéndose de imposiciones de currículos y métodos heredados del pasado enciclopedista, sea fabril o bancario. Solamente así se extinguirá la diferenciación que existe hoy entre los estudiantes de los sistemas público (municipal, estatal y federal) y particular;

7- durante el período de transición de una escuela del siglo XIX para una del siglo XXI, se garantiza a los profesionales de Educación, que cuando lo deseen, prevención, asistencia y apoyo terapéutico, gratuito y constantes les serán dados, con el objetivo de administrar emocionalmente el crecimiento personal. Tales servicios deben ser prestados por profesionales de psicología capaces de identificar los impactos de tal transición en las vivencias de los educadores atendidos;

8- la forma de una red colaborativa de comunicación, donde participen la familia, los educadores, educandos, miembros de comunidades de aprendizaje, representantes de los medios de comunicación hablados, escritos, televisivos y digitales, que tengan como objetivo impulsar, promover y divulgar foros de debate, núcleos de reflexión, ruedas de conversación, círculos de estudio, auxiliando a la sociedad a discutir sus vivencias, relaciones, convivencia, comportamiento afectivo, ético, moral, emocional, educacional, intelectual, artístico y físico. Y que no se permita en esta red la competición y premiación, sino que haya oportunidades para todos;

9- considerar que no puede descuidarse el desarrollo afectivo y emocional del educando, ni ignorada la necesidad de la educación de actitudes con referencia a un cuadro de valores subyacentes al proyecto educativo, o sea: currículo subjetivo. En este sentido, todo educando tiene necesidades educativas especiales, manifestadas en forma de aprendizajes sociales y cognoscitivos diversos. La escuela es espacio-tiempo de relaciones sociales, o sea: currículo de comunidad. Y, si la inclusión escolar es también social, no se procesa en abstracto, pasa por una gestión diversificada del currículo. Reconocer al educando como único, recibiéndolo en su complejidad; descubrir y valorar su cultura, ayudándolo a descubrirse y a ser él mismo en equilibrada interacción con los otros, son actitudes fundadoras del acto educativo y las únicas verdaderamente inductoras de la necesidad y del deseo de aprendizaje;

10- universalización de la  enseñanza y garantía de matrícula en todos los niveles de Educación, extinguiendo el corte debido a la edad, el registro escolar, las pruebas externas, la selectividad, las pruebas del ENEM (evaluación federal) y otros recursos utilizados como criterios de reservas de vacantes, que constituyen instrumentos de exclusión;

11- que la Universidad se distancie de las prácticas de formación incompatibles con necesidades educacionales de nuestro siglo. Que sustituya el predominio de las clases expositivas y de otras prácticas destituidas de fundamento teórico o de mero sentido común (como, por ejemplo, las evaluaciones como fin y no como medio, la disposición en filas de los bancos de los estudiantes etc.), por una diversificación de procesos que promuevan la experiencia de que todos pueden aprender y prueben que la excelencia académica no es incompatible con la inclusión social;

12- reelaboración de la cultura personal y profesional del educador a través de la vivencia de prácticas innovadoras en Educación que posibiliten una transformación isomorfa, porque el modo como el profesor aprende es como enseña y la teoría no precede a la práctica;

13- reconocimiento público a los profesionales de educación, traducido también en sueldos dignos. Que sus sueldos estén a la altura de su importancia social, encontrándose entre los más altos del servicio público;

14- fin del desperdicio debido a las malas Políticas Públicas en Educación que, por ejemplo, según el Informe FIESP, en 2010 desperdiciaron 56 mil millones de Reales. Que cese el abuso del uso del dinero público en propagandas que mascaran la realidad educacional del país y sirven también como promoción electoral;

15- erradicación de la evasión escolar en la Enseñanza Primaria, Secundaria y Universitaria, retirando a Brasil de la tercera mayor tasa de abandono escolar entre los 100 países con mayor Índice de Desarrollo Humano (IDH) – ver el Informe de Desarrollo 2012 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD);

16- implantación efectiva de una política de la juventud que contemple el espíritu emprendedor, el protagonismo juvenil y el desarrollo de los valores humanos. Que se comprenda que la sociedad organizada del siglo XXI requiere del ciudadano productivo autonomía, capacidad de opciones, proactividad, trabajo en equipo, autodidactismo, clareza en la comunicación, control y organización del tiempo. Por consiguiente, tales habilidades, actitudes y carácter deben ser desarrollados en la práctica educacional del joven, también en la Enseñanza de los Preparatorios, en conjunto con los conocimientos específicos de esa etapa educacional;

17- que la Educación Domiciliar y otros modos de desarrollar el aprendizaje sean permitidos a las familias que lo deseen, desde que garantizada la coherencia y la calidad de los caminos de aprendizaje del educando a la luz de un proyecto educativo;

18- sustitución de la reprobación, de la aprobación automática y de la recuperación, paralela o al final de un período, por la práctica de una evaluación formativa, continua y sistemática capaz de permitir que el aprendizaje camine junto con el desarrollo del pensar, la formación del carácter y el ejercicio de la ciudadanía; y

19- ampliación del uso de la Mediación Escolar, de la Justicia Restaurativa y de técnicas similares, para que los conflictos se resuelvan en la propia escuela dentro de la propuesta de la Cultura de Paz (UNESCO), proporcionando ambiente educativo motivador, que estimule cada estudiante a superarse a sí mismo, y no a superar a los otros, promoviendo la solidaridad y garantizando el derecho de aprender a todos y a cada uno.

Brasil dispone de producción científica y de prácticas que prueban la posibilidad de una escuela que acoja a todos y les dé a cada uno, condiciones de realización personal y social. Rescatemos tesis y prácticas que posibiliten la construcción de una sociedad solidaria, justa y sostenible (Agostinho da Silva, Alceu Amoroso Lima, Almeida Júnior, Anísio Teixeira, Aparecida Joly Gouveia, Armanda Álvaro Alberto, Azeredo Coutinho, Bertha Lutz, Cecília Meireles, Celso Suckow da Fonseca, Darcy Ribeiro, Durmeval Trigueiro Mendes, Eurípedes Barsanulfo, Fernando de Azevedo, Florestan Fernandes, Frota Pessoa, Gilberto Freyre, Heitor Villa-Lobos, Helena Antipoff, Humberto Mauro, José Mário Pires Azanha, Julio de Mesquita Filho, Lauro de Oliveira Lima, Lourenço Filho, Manoel Bomfim, Manuel da Nóbrega, Maria Nilde, Nísia Floresta, Paschoal Lemme, Paulo Freire, Roquette-Pinto, Rui Barbosa, Sampaio Dória, Valnir Chagas e tantos otros).

Si el gobierno, a través de sus políticas públicas, apoya la ejecución de las indicaciones, propuestas y las consideraciones anteriormente expuestas, estaremos rompiendo definitivamente con la interiorización de la incapacidad, con el fatalismo de la reproducción del fracaso y de la exclusión. Estaremos construyendo un sistema educacional inclusivo, de calidad informativa y formativa para cada ciudadano brasileño. Estaremos, también, caminando para cumplir efectivamente la Ley de Directrices y Bases de la Educación Nacional, LDBEN, nº 9394/96 y de las directrices curriculares nacionales. Estaremos, finalmente, creando condiciones efectivas para transformar un país.


De Brasileños para Brasileños que desean:

“Modificar la Escuela, Mejorar la Educación: Transformar un País”

  
CARTA DE PRINCIPIOS

1. Educarse para la Integralidad

La educación debe contemplar la humanidad de los educadores y educandos en su totalidad, siendo coherente con la indivisibilidad de las dimensiones biológica, mental y espiritual de cada persona. Así como cada ser humano posee diferentes límites, posee también diversas potencialidades que podrán, o no, ser desarrolladas y expresadas a partir de las formaciones y transformaciones que ocurren durante toda la vida. Para eso la educación debe ser un proceso intencional, continuo y transformador, que lleve a la integralidad y que repercuta durante toda la vida.

Desdoblamientos: educación integral (2), interdisciplinaridad, currículo abierto, aprender a conocer-hacer-convivir-ser, educación continuada.

2. Educarse en Solidaridad

La educación es un proceso relacional, poseyendo un carácter social que debe ser asumido en las prácticas educativas. La solidaridad, más que un objetivo ético a ser alcanzado, es una condición primordial para la realización del trabajo educativo. Por lo tanto, este solo se desarrollará plenamente si considerar e incluye las diversas relaciones entre todos los actores involucrados: educandos, educadores, gestores, familias y comunidades. En el caso de la escuela, es indispensable que abra sus puertas para la comunidad, para constituirse en polo integrador e irradiador del saber y del esfuerzo social por la educación, también es incumbencia de la escuela incentivar la integración de los agentes y espacios comunitarios a ese mismo esfuerzo.

Desdoblamientos: comunidad educadora, docencia compartida, enseñanza-aprendizaje colaborativo, pedagogía de proyectos.

3. Educarse en la Diversidad

La educación debe contemplar la originalidad y la creatividad de las personas, valorando la diversidad humana en todos sus aspectos: físicos, psicológicos, culturales, etc. Las prácticas educativas deben ser coherentes con el hecho de que las personas aprenden mejor según sus intereses y motivaciones, en diferentes ritmos y de diferentes formas. La noción de educación en la diversidad, asociada a los conceptos de integralidad y solidaridad, permite el reconocimiento tanto de nuestras singularidades como de nuestras igualdades, resultantes de nuestras condiciones humanas y socioculturales. Las diferencias, en ese contexto, deben ser consideradas como algo inherente al ser humano, rompiéndose la lógica binaria que nos fragmenta en «iguales» de un lado y «diferentes» de otro.

Desdoblamientos: educación inclusiva (3), pedagogía de escuchar, enseñanza no seriada, grupos multietarios, educación para la paz, pedagogía de la autonomía, educación multicultural.

4. Educarse en la Realidad

La educación debe servir para la mejora objetiva de la realidad en la cual ocurre, contribuyendo para el llamado desarrollo local. Para tanto, debe ser contextualizada, integrada a la vida de los educandos y de sus comunidades, abierta para el intercambio de experiencias y conocimientos. La educación solo posibilitará que la persona actúe efectivamente en la transformación de su realidad si proporciona condiciones de auto transformación. En otras palabras, es solamente a través de la promoción del aprendizaje significativo que la educación contribuirá para la transformación humana y social.

Desdoblamientos: contextualización, extensión comunitaria, enseñanza activa, aprendizaje significativo.

5. Educarse en la Democracia

La educación que prepara para la democracia debe darse a través de prácticas no-autoritarias, que permitan la amplia participación de los educandos, de los educadores, de las familias y de la comunidad. Solo es posible una educación para la acción ciudadana si la educación es por la y en la acción ciudadana. Las prácticas educativas promotoras de la libertad, autonomía, respeto, responsabilidad, equidad y solidaridad deben estar asociadas a los principios anteriores para permitir que alcancemos el objetivo mayor de la auto responsabilización social (4).

Desdoblamientos: educación democrática, no-coercitiva, educación-comunicación, protagonismo juvenil.

6. Educarse con Dignidad

La dignidad específica del oficio del educador deriva de la dignidad reconocida en la persona del educando. El educador debe tener conciencia de su importante papel como agente social, asumiendo su misión como tutor de los educandos y facilitador de sus aprendizajes, entendiendo que la educación debe ser solidaria y colectiva y el aprendizaje un proceso de dupla-vía – entre el educador-aprendiz y el educando que enseña. El tan anhelado rescate de la autoridad y la revalorización social y profesional del educador pasan, necesariamente, por la reformulación de las formaciones iniciales, por la reflexión y actualización permanente de las prácticas educativas y, principalmente, por la constante busca de la coherencia entre el hacer pedagógico y las necesidades educacionales de los educandos, sus comunidades y de las sociedades en general.

* Esta Carta de Principios es producto del trabajo colectivo de los miembros del núcleo RC-SP, realizado a través de foro virtual de discusiones y reuniones presenciales durante los meses de agosto, septiembre y octubre de 2008 y aprobada en asamblea el día 18/10/2008. La versión de esta carta con las firmas de adhesión puede ser consultada en: http://rcsp.wikidot.com/carta-de-principios

(1) La educación pública es entendida por nosotros como aquella dedicada a la población en general y que a todos dé garantías de acceso, éxito y realización personal y social, sea de carácter estatal o privado.

(2) La educación integral es vista aquí como aquella que considera las diversas dimensiones de la experiencia humana: sensorial, cognitiva, emocional, moral, ética, política, cultural, estética, artística, etc.

(3) El término educación inclusiva es aquí utilizado con observaciones, ya que su uso solo tiene sentido en un contexto excluyente.


(4) La auto-responsabilidad social se refiere a la concienciación de que los contextos sociales son responsabilidad de todos y de cada uno, con el objetivo de que las personas y comunidades tengan condición de apropiarse de sus realidades y transformarlas.

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