Voy todas las semanas al cine con mi hijo menor, que tiene 16 años. Él elige la película y vamos juntos a verla y después discutimos lo que vemos. No tiene importancia, para mí, cuál es la película que eligió, porque lo que quiero es estar con él y conversar sobre lo que elige, sobre las ideas colocadas en la película por el autor, director y el desempeño de los artistas. Él esta perfeccionando mucho su gusto por el cine y esta última semana me sorprendió cuando me dijo que iríamos ver Karaté Kid 5. Yo no había leído ninguna crítica ni comentarios, pero él sí lo había hecho.
Me admiré y le pregunté si no había otra película para ver, ya que su abuelo iría también, (tiene 89 años) y probablemente, esta película, no le gustaría. Pensaba que íbamos a ver una de aquellas películas sobre luchas sin sentido, sin explicación y donde, al final, el protagonista vence.
Tuve una gran sorpresa cuando, al empezar la película vi que se trataba de un problema al que me he dedicado mucho, el bullying. La película realiza una exposición muy clara, mostrando otros ángulos del problema, como la participación negativa del adulto en el proceso, situación para la cual nunca llamamos la atención por parecer totalmente absurda, pero que, infelizmente, existe. Se trata de la situación en la que el adulto orienta a los adolescentes para que provoquen el bullying contra otro adolescente, por motivos personales, para alcanzar algún objetivo propio y generalmente nefasto. Esta situación puede suceder con más frecuencia de lo que imaginamos, porque es común que padres competitivos adoctrinen a sus hijos para que alcancen altas posiciones, a cualquier costo. Si la competitividad no va acompañada, en este proceso, por la honra, la ética, la dignidad y el respeto, todo puede acabar mal, como en el caso del técnico del gimnasio.
La película muestra también una vertiente muy importante del problema, los hijos no confían en sus padres y no les piden ayuda para solucionar los problemas que se les presentan. A los jóvenes siempre les parece que van a encontrar una solución solos, para un problema tan grave, que puede, incluso, destruir su autoestima. Ellos, realmente, no tienen noción de la gravedad del problema que enfrentan.
Es importante también el compromiso con la disciplina, las reglas y los valores de la cultura china. Muestra también un poco de China y su pueblo, con el movimiento en las plazas, donde se practican ejercicios físicos para cualquier edad. Sin glamour como se espera del cine.
Uno de los puntos interesantes, que hacen con que la película sea particularmente emocionante, es la dificultad de aceptación de un negro en la sociedad oriental, ya sea en su relación con los compañeros, o en su relación con la joven que le interesa – y por la cual es correspondido. A pesar de sentirse atraída por él, la relación es demonizada por los padres, con base en la tan apreciada disciplina china y su concepción de que los occidentales no la poseen. Como las semejanzas son elementos de atracción, las grandes diferencias, como sucede en la película, proporcionan un enredo muy interesante. Todo converge para el gran momento en el cual el protagonista debe mostrar todo su coraje en el momento decisivo. La reacción del público acompaña ese clímax y culmina con una explosión de aplausos, dando la dimensión exacta de cuánto el inconsciente colectivo valora la superación extrema, como forma de dar aliento y esperanza para la vida.
Los profesores deben ver la película y llevar a sus alumnos para discutir la moral. Observar la percepción de cada adulto y su relación con los jóvenes. El transporte en China, la relación del país con las luchas marciales, el desarrollo del pueblo.
João, mi hijo, salió del cine como si hubiera llevado a un amigo a un lugar especial, y me preguntó “¿Y ahora, que te pareció”? Yo tuve que aceptar que la película es óptima y que es muy útil para los estudios que desarrollo.
Se las recomiendo a todos los que trabajan con problemas de relación entre adolescentes.
Beta
Traductora: Ana María Tappin de Romero
Buenísimo!
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