«Quien se propone educar admite, implícita y necesariamente, que la naturaleza humana, en su sentido sociológico, puede modificarse; que la constitución progresiva de la personalidad se procesa con amplia plasticidad, permitiendo que el educador interfiera en el proceso, faltando saber apenas la forma y la profundidad de esa intervención; que puede guiar el crecimiento y la madurez para alguna ‘forma’ que corresponda a determinado ideal de hombre. Siendo ideal, esta ‘visión de hombre’ es una aspiración que se apoya en la constatación de las posibilidades de perfeccionamiento progresivo, visible en la naturaleza en general.» Lauro de Oliveira Lima –Educar para la Comunidad
Sabiendo eso, nosotros, los educadores y padres, debemos estar conscientes del efecto formador que nuestras acciones tendrán sobre los niños y adolescentes. Ni los padres ni los maestros y profesores pueden desconocer los niveles de desarrollo por los cuales pasan sus hijos para poder atender las solicitaciones que cada nivel requiere.
Al observar un bebe recién nacido tomamos conciencia de que el desarrollo es gradual y lento. Tenemos que ofrecer las condiciones y aguardar que el niño realice las asimilaciones y acomodaciones necesarias a su nivel. Cuando los bebes nacen no saben cómo mamar. Saben sorber como un reflejo y debemos aguardar que aprenda a mamar aunque sea sacrificando, y mucho, a su mamá.
Sabemos que tenemos la constitución biológica que no se alterará y que apenas va a interactuar con el medio. Las modificaciones estarán a cargo del psicológico y del sociológico.
Para tener un buen encaminamiento del desarrollo precisamos definir, de forma objetiva, qué hombre queremos formar, para que todo nuestro esfuerzo va en una sola dirección. No debemos olvidarnos que esta visión debería traducirse en acciones. Los padres y la Escuela deben seguir la misma dirección. Todo lo que hacemos será observado por los niños que estamos educando. No podemos tener padres transgresores con niños con un desarrollo correcto. Los niños copiarán lo que hacen sus padres y educadores. Por eso es muy importante que los padres conozcan cuidadosamente la ideología de las escuelas que escogen para sus hijos. La idea inicial era que la escuela apenas transmitía conocimientos por eso la ideología tenía poca importancia. Actualmente sabemos que la influencia es mucho mayor. Las familias no están más en casa educando a sus hijos. Están en el mercado de trabajo y, muchas veces, dejan la educación a cargo de terceros. Cuando se tiene una visión más amplia, a cargo de las escuelas. Muchas familias aún utilizan las niñeras cuyo nivel de desarrollo deja mucho que desear. Algunas niñeras no saben leer y los niños luego lo perciben y eso dificulta la relación. Las necesidades son diferentes.
Todas las personas que trabajan con niños van a interferir, en diferentes grados, en la formación de ellas. Tenemos, entonces, que saber con quién nuestros hijos van a convivir.
Debemos entender que la educación es un proceso global. Todos los días debemos preocuparnos con el desarrollo de los niños.