Preocupa imaginar que su profesión puede desaparecer. Si no tiene esa preocupación, empiece a verificar si eso no está sucediendo ya. Conozco personas que no sufrieron con el desempleo en las últimas décadas, pero que no pudieron desempeñar sus funciones por este motivo. Dejaron de ser relevantes y económicamente activas simplemente porque lo que sabían hacer no tenía ninguna importancia. Los síntomas son claros y en primer lugar está la disminución de lo que le pagan por su conocimiento. Paulatinamente, continua observando las consecuencias al perder status quo, cuando no puede mantener su nivel de vida que era plenamente aceptable en su proyecto de vida y que se va distanciando transformándose en inalcanzable. En determinado momento, la supervivencia puede estar en peligro. Siempre es bueno recordar el caso de los dactilógrafos, que eran esenciales en el mundo de los negocios y que no lo son más y las propias máquinas de escribir no se fabrican más. Y no nos referimos a un pasado distante, sino a las décadas de 1970 y 1980. Surgieron los digitadores, que poco a poco fueron desapareciendo a medida que todos dominaban la técnica de escribir usando el medio digital lo que hacía irrelevante su contratación. Es interesante observar que en varios casos no desaparecen completamente, pero la pérdida de valor de la actividad la vuelve inviable.
Y eso sucede a todo momento, solo que en los últimos veinte años quedó claro que las cosas iban a cambiar, durante los próximos veinte años ni siquiera sabemos lo que será tener una profesión. Lo que se sabe es que, sea cual sea la profesión, va a exigir creatividad, inteligencia, energía, capacidad emprendedora, aceptación de los riesgos y velocidad de adaptación fuera de lo común. Y si ya sabemos eso, ¿por qué continuamos enseñando cosas que no serán relevantes para las futuras generaciones? Vea donde está colocada su profesión en el ranking – cualquier ranking – actualmente y piense qué espera para la formación de su hijo.
Es necesario que dejemos de obligar a los niños a memorizar cosas que están almacenadas y a su disposición en repositorios de peta bytes de capacidad. Precisamos que sepan cómo utilizarlas para crear una nueva realidad. ¿Consigue imaginar que su hijo pueda anhelar, en un futuro muy próximo, una profesión que dependa de la memorización? Cualquier cosa que dependa del almacenamiento de informaciones está hoy pronta y siendo abastecida por cantidades diarias que serían imposibles de memorizar. No trabajamos más con el valor del «conocimiento cristalizado» sino con la organización de datos, con la articulación de memorias digitales para producir valor.
Cualquier profesión nueva necesitará ideas nuevas, creatividad para hacer de la mejor forma aquello que atienda las demandas de la humanidad. Repetir o copiar lo que ya existe perderá valor y consecuentemente no tendrá remuneración condigna. Nadie comprará algo que no atienda sus necesidades. Puede ser que esté educando a su hijo de tal forma que, en el futuro, usted mismo no lo contraría porque piensa que su trabajo no tiene valor.
Noto que personas que tuvieron pocas oportunidades de estudiar buscan para sus hijos modelos de enseñanza «tradicionales», justamente porque no entienden la dimensión de los próximos tiempos y buscan lo que conocen y lo que ya fue un estándar consentido y aceptado por la sociedad para «entrenar» niños para la vida futura. Los padres que no entienden lo que es creatividad e inteligencia no las valoran debidamente, pero tenemos certeza que si alguna vez en la historia de la humanidad «nos pagaron para hacer y no para pensar», actualmente las personas que van a triunfar, realmente, son aquellas «que son pagas para pensar y no para hacer».
Las soluciones son creadas para situaciones que no estaban en el espectro del día a día de una persona, como por ejemplo la comunicación. Leí hoy que el ORKUT, una red social tuvo gran éxito entre brasileños hasta un tiempo atrás, será desactivada por Google, gigante mundial de búsquedas. Eso porque, en un momento de la trayectoria, surgió otra red que satisfizo mejor lo que era esperado, pero que hace poquísimo tiempo que está funcionando, del punto de vista histórico, Facebook. Hoy, no estar en el Facebook es casi un sacrilegio para quien tiene una vida social activa. Y ¿cuál es la mayor preocupación de esa red? Que surja alguien que la suplante en eficiencia, conveniencia, comodidad, rapidez y privacidad, creando una nueva onda que arrastre millones de personas en todo el mundo para una nueva forma de interacción. Y eso vale para redes de restaurantes, concesionarias de automóviles, hospitales, asociaciones... menos para la escuela, que continua con su modelo tradicional, con sus pruebas, su evaluación individual, su mecánica endurecida y obsoleta. Complicado imaginar que eso pueda modificarse, pero va a ser una necesidad vital en un futuro próximo.
Para Piaget, inteligencia es la capacidad de resolver problemas, y eso es el futuro. Futuro ese que pertenece a los niños, que tienen el derecho de poder optar. La responsabilidad por la omisión recaerá sobre los hombros de aquellos que utilicen el recurso de los avestruces, escondiendo la cabeza en el suelo y evitando mirar hacia el futuro.
Tenemos que hacer mucho aún en el área de Educación (con E mayúscula) y el tiempo está pasando.
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